miércoles, 28 de septiembre de 2011

Escuchar a Cristina...

El modelo político que Néstor Kirchner inició a nivel nacional en 2003, y que hoy conduce Cristina Fernández ha modificado las bases simbólicas y programáticas que durante décadas dictaron el pulso y marcaron el rumbo del país... o, al menos, ha logrado inocular en diversos nichos de esas estructuras una impronta nacional y popular en muchos casos irreversible. La tarea en el próximo ciclo de gobierno de la estadista más poderosa de la historia de esta Nación, será institucionalizar ese modelo: la Universidad, el Estado, el poder judicial (siempre respetando las instituciones y su independencia ehh, no vaya a ser cosa que nos digan totalitarios o algo por el estilo). Profundización le dicen.

En la dimensión de la producción de sentidos, estos ocho años de populismo en su versión kirchnerista (como dice Artemio López) han generado una revolución. Digresión: una definición de Revolución afirma que "los cambios revolucionarios, además de radicales y profundos, han de percibirse como súbitos y violentos, como una ruptura del orden establecido o una discontinuidad evidente  con el estado anterior de las cosas que afecte de forma contundente a las estructuras".  

Se puede negar que los cambios propiciados por el Gobierno han sido violentos y súbitos? Claro que no puede negarse: para los poderes económicos concentrados, para el poder real, para las corporaciones, para los dirigentes que se dejaron cooptar por aquellos y vaciaron de contenido las estructuras de los partidos y las convirtieron en meras maquinarias electorales, para todos ellos estos son tiempos violentos porque la política vuelve a estar al alcance de las mayorías populares como herramienta de transformación en sentido positivo y popular; porque el Estado recupera un rol central y estratégico, porque el Estado vuelve a estar al servicio del pueblo que es, en definitiva, estar al servicio de los intereses nacionales, porque la política subordina a la economía y esta comienza a cambiar su matriz de especulación financiara por otra productiva, inclusiva y distributiva. Claro que son tiempos violentos para ellos. Claro que todo esto pasó en un abrir y cerrar de ojos: hace menos de 10 años el país se prendía fuego. Hace 8 años iniciaba su ciclo un Presidente con un porcentaje de votos menor que el índice de pobreza. Hace 7 años se bajaron los cuadro, hace 6 años se le pagó la deuda al FMI, hace 2 años se sancionó la ley de servicios de comunicación audiovisual y se instrumentó la Asignación Universal por Hijos. Hace un año que el chavón se convirtió en leyenda y ya no es, apenas, el dirigente político más importante del país, sino que es el motor de las conciencias de millones de pibes y pibas que se incorporan a la política.

Por eso la revolución.

Decíamos que, en la dimensión de la producción de sentidos, hay una revolución en marcha. Un ejemplo pequeño, a escala: escuchar a Cristina se convirtió en un ritual para una enorme cantidad de personas.

Acá en la redacción del diario, hubo un momento eterno: cuando Del Potro jugó (y ganó) la final del US Open ante Roger Federer, toda la redacción (más de 50 tipos y tipas que representaban una enorme heterogeneidad: desde fanáticos del deporte hasta algunos a los que el tenis no puede importarle menos...salvo en ese segundo) palpitó en un silencio sagrado el último punto, el que le dio la victoria al tandilense. Luego, una explosión cuando el éxito era parte de la "realidad efectiva".

Aquel instante había tenido replicas similares, siempre en circunstancias deportivas, pero nunca de la tensión de ese día de septiembre de 2009.

Aquel instante fue superado hace poco: el 21 de junio de este año, a la nochecita, CFK anunciaba que se iba a "someter, una vez más, a la voluntad del pueblo". A medida que transcurría el discurso, y los periodistas de política iban advirtiendo que se venía el anuncio, toda la redacción se arremolinó alrededor de los dos televisores, en un amontonamiento parecido al que generan los pibitos cuando se aprestan a recibir el glorioso contenido de la piñata en algún cumpleaños: empujones en busca del mejor lugar, chistidos para hacer callar a algún desubicado que quería meter un bocadillo en medio de la alocución de la Presidenta.
A medida que el anuncio se demoraba, la tensión y el silencio se hicieron insoportables. Hasta que CFK lo anunció, para generar otro estallido. Esta vez, el estallido tenía matices porque, claro, en la redacción hay de todos: compañeros, camaleones, gorilas y gorilos, gordas resentidas, tilingas  antiperonistas, kiosqueros de ocasión, jefes y plebeyos. Todos dijeron algo. Todos se movilizaron, se sintieron interpelados.

Ese ritual es recurrente, con un grado menor de solemnidad, claro. Siempre, hay un grupo frente al televisor cuando habla CFK: redactores, fotógrafos, diseñadores, retocadores, jefes, secretarias. Siempre, el volumen alto y los dos televisores de la redacción con CFK en primer plano. Todos los días. A la tardecita, muchas veces. Escuchando un discurso. Escuchando a la estadista, a la mujer, al cuadro, o a la yegua. Escuhándola todos ellos. Admirándola, o insultándola (las menos, las mismas dos gorditas que no pueden consigo mismo ni con su resentimiento machista), cuestionando, aprendiendo. Un nuevo ritual. Un nuevo país.


martes, 27 de septiembre de 2011

Una película y las bases simbólicas del modelo

En el marco del ciclo denominado Cine Debate y Cris-Pasión, el Frente Cultural de la Juventud Platense para la Victoria emitirá la película "Cipriano, Yo hice el 17 de octubre". El encuentro se desarrollará este viernes 30 de septiembre a las 20.30 en calle 8 Nº 1420, y contará con las presencias del director de la película Marcelo Gálvez, del actor que encarna a Cipriano Reyes, Luciano Guglielmino y del senador provincial y candidato a la intendencia del kirchnerismo platense, Guido Carlotto.

El filme, que se estrenó el 17 de junio pasado, es un relato basado en el libro autobiográfico de Cipriano Reyes, y narra los acontecimientos históricos que se produjeron en el país y en Berisso, entre los primeros meses de 1943 y el 17 de Octubre de 1945.

Con un gran despliegue de arte de época, vestuario, peinados y escenografía, y con más de 350 actores y extras en escena, esta producción independiente construye una mirada poco visitada en el cine nacional, la de los inicios del movimiento peronista. Y lo hace a través de una mirada particular y polémica, la del líder sindical Cipriano Reyes.

La película comienza en el año 1943, cuando Cipriano llega a Berisso. Allí se encuentra con dos enormes empresas frigoríficas (Armour y Swift), que atesoran a más de 14.000 obreros. Con cruces políticos e ideológicos muy fuertes y típicos de la época, el pequeño pueblo es escenario de una feroz batalla por el envío de carnes a Europa. A partir de ese conflicto, el film desarrolla los acontecimientos que dieron origen al 17 de Octubre de 1945, con Cipriano Reyes en el medio de la escena política nacional.

El ciclo Cine Debate y Cris-Pasión es un espacio de debate y formación para el ámbito polìtico-militante y, esencialmente, un entorno de interrelación con la sociedad civil para reconstruir desde diversas dimensiones la cultura popular y el revisionismo histórico que, durante décadas, fue despreciado y estigmatizado. 

En ese sentido uno de los referentes del Frente Cultural de la JPV, Francisco Andía, sostuvo en la presentación del ciclo que "desde la JPV no buscamos un rédito político explícito, sino aportar desde nuestro humilde lugar a la construcción de las nuevas bases simbólicas del país".

"La idea es que el ciclo sea un ámbito abierto para nuestro barrio y para toda la sociedad: aprovechar la presencia de los protagonistas de estas películas y conjugar la visión artística-cultural, nuestro enfoque desde la política y el valioso aporte de los vecinos que concurren", agregó Andía.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Rucci, Peròn y "me cortaron las piernas"

Adolfo Rocasalbas

Era el mediodía del martes 25 de septiembre de ese tormentoso 1973. Aún no se habían escabullido los ecos de la jornada electoral del 23 y vibraba el categórico triunfo que consagró por tercera vez presidente de la Nación a Juan Domingo Perón.

Pasado apenas aquel mediodía, otros 23 certeros balazos de grueso calibre asesinaron a José Ignacio Rucci, titular de la CGT y eje sostenedor del proyecto más ambicioso lanzado por Perón: el denominado Pacto Social entre gobierno, empresas y trabajadores.

Ese fue el instrumento elegido por el General para que obreros y patrones, con la garantía e intervención del Estado, se comprometieran a avalar y sostener la paz social para posibilitar el despegue económico nacional y abandonar de manera definitiva -al decir del propio Perón- "la dependencia e injusticia social".

Rucci fue uno de los principales exponentes e impulsores de la tercera candidatura presidencial del líder de los trabajadores. También se constituyó en el pivote obrero del Pacto Social y en el hacedor de la recuperación de la iniciativa política de la rama sindical del movimiento peronista en aquellos difíciles tiempos.

Había nacido el 15 de marzo de 1924 en la ciudad santafesina de Alcorta, comenzó a formarse como sindicalista en 1946 -pavada de año- y, muy pronto, formó parte del prototipo de la generación que desplazó a la antigua vanguardia gremial a partir del golpe contrarrevolucionario de septiembre de 1955. Su máximo exponente fue entonces el metalúrgico Augusto Timoteo "El Lobo" Vandor. Rucci fue uno de sus colaboradores en los años posteriores a aquella asonada castrense probritánica y yanqui.

Su infancia y adolescencia se reflejaron en Rosario. Las necesidades y angustias familiares lo obligaron a abandonar los estudios secundarios en el tercer año y, a los 18, en 1942, decidió viajar a Buenos Aires en un camión distribuidor de diarios y sin mucho más equipaje que la ropa que llevaba. Trabajó de lavacopas en una confitería del barrio porteño de Flores -donde iba a morir- y deambuló dos años por diversos empleos. En 1944 ingresó como operario en una fábrica metalúrgica, participó de forma activa en la gloriosa jornada del 17 de Octubre de 1945 -que partió en dos la historia argentina- y, un año después, inició su militancia gremial en un pequeño taller.

De inmediato fue elegido delegado. La conformación de una comisión negociadora paritaria le permitió conocer a su futura esposa -también representante obrera-, Nélida Blanca Baglio, con quien luego tuvo dos hijos: Aníbal Enrique y Claudia Mónica. Poco después fue electo delegado general en la fábrica "Catita", donde lo encontró la autodenominada "Revolución Libertadora" y, sin duda alguna, se incorporó a la naciente Resistencia Peronista.

El entonces titular de la CGT, Hugo Di Pietro, obligado por los acontecimientos de la época presentó su renuncia en noviembre de 1955, ya secuestrado y vilipendiado por "los libertadores y fusiladores" de la época el cadáver de Eva Perón. Entonces sobrevino el momento de la nueva generación gremial: Vandor, Rucci, José Alonso, Agustín Tosco, Andrés Framini, Eleuterio Cardoso, Raimundo Ongaro, Armando Cabo y Rosendo García, entre muchos otros que comenzaban a despuntar en la actividad.
 
Rucci fue detenido en aquella época en dos ocasiones. Primero fue encarcelado en un barco anclado en la Dársena Norte, donde también recalaron Vandor, Framini, Alonso y Eustaquio Tolosa y, poco después de ser liberado, soportó otros extensos meses en Caseros. La rama política del movimiento sindical, las 62 Organizaciones Gremiales Peronistas, había nacido en junio de 1957 luego del fracasado intento del gobierno de facto de normalizar la intervenida CGT con la genial idea de proscribir al peronismo.
Ya se habían consumado los aberrantes fusilamientos de civiles y militares -por vez primera aplicando la Ley Marcial- en los basurales bonaerenses de José León Suárez y, también, en la ya desaparecida penitenciaría de la Avenida Las Heras. Las 62 Organizacones representaban a más del 50 por ciento de los afiliados a la CGT, al 95 por ciento de los operarios industriales y al 26,5 de los empleados de servicios, según documentó en su libro "Historia del sindicalismo" Mario Abella Blasco.

El mes de diciembre de 1957 halló a Rucci en aquel histórico acto de "las 62", en el Luna Park -no en una catacumba romana-, cuando la caballería no dudó en ingresar al estadio con sables en mano y abundante carga de gases lacrimógenos para escarmentar a la turba. En aquel frustrado Congreso normalizador del `57, Rucci se desempeñó como delegado metalúrgico e integrante de una comisión de cinco encargados de "hablar en lenguaje peronista para comenzar así a identificarnos", como señaló alguna vez el histórico dirigente de la carne Cardoso en un artículo periodístico.

En 1960 asumió la secretaría de Prensa de la UOM acompañando a Vandor, Paulino Niembro, Avelino Fernández y Lorenzo Miguel. Fue reelecto y, en 1964, designado interventor en la seccional metalúrgica de San Nicolás, donde luego fue secretario general.
 
Rucci de forma definitiva regresó al plano nacional el 3 de julio de 1970 ungido como titular de la entonces poderosísima Confederación General del Trabajo de la República Argentina (CGT). "Soy un hombre de Perón. Tomé la CGT, fui a Madrid y le dije a mi jefe, que es el jefe de la mayoría del pueblo argentino: `General, la CGT está a su disposición para que la conduzca como usted quiera`", aclaró de forma inmediata luego de su asunción.

A las 12.20 del martes 25 de septiembre, cuando Rucci se aprestaba a abordar un Torino rojo para trasladarse a los estudios del viejo Canal 13 a fin de grabar un mensaje al pueblo luego del arrollador triunfo de Perón en las urnas dos días antes -64 por ciento de los sufragios-, frente al edificio de la Avenida Avellaneda 2.953 aquellos 23 balazos pusieron fin a su vida.

Sobre Emilio Lamarca y Venancio Flores -pleno barrio homónimo- se hallaron luego dos camionetas con municiones y armas de guerra.

La CGT declaró un inmediato paro general de 30 horas en señal de repudio y duelo. La historia argentina incorporó aquel día a un trabajador más a la extensa nómina de la violencia antiobrera.
Perón, hondamente conmovido y consciente de que ese crimen procuró detener el proceso de unidad, pacificación y reconstrucción nacional, se limitó a afirmar con egregia dignidad al ingresar lívido a la sala mortuoria: "Me cortaron las piernas".








miércoles, 21 de septiembre de 2011

En La Plata, el vecinalismo se pone espeso

Leemos un comunicado de prensa del espacio del senador provincial Guido Carlotto, candidato a la intendencia de La Plata por el kirchnerismo.

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Carlotto denunció más vandalismo municipal “para hacernos desaparecer de la campaña”


Las barras bravas comunales que trabajan para el intendente Pablo Bruera se robaron los carteles completos de Cristina Fernández de Kirchner que estaban ubicados en 31 y 58. “No podrán con nuestra vocación de fortalecer y el proyecto nacional, popular y democrático que conduce nuestra Presidenta”, advirtió el candidato del kirchnerismo en La Plata.

El senador provincial Guido Carlotto, postulante a la intendencia por el kirchnerismo platense, denunció hoy un nuevo capítulo de la campaña “patoteril y antidemocrática” que “llevan adelante barrabravas pagados por los contribuyentes platenses por orden del intendente Pablo Bruera, que ha demostrado largamente su intención de hacernos desaparecer de la campaña”.

En este caso, el vandalismo municipal hizo foco en cartelería de propaganda de Cristina Fernández de Kirchner que estaba ubicada en la intersección de las calles 31 y 58. “Se robaron hasta las estructuras portantes para que no podamos reponer las lonas impresas, porque lo que quiere Bruera es que directamente no exista nuestra campaña, que es también la de la Presidenta”, explicó Carlotto.

El legislador subrayó que “ahora que Cristina arrasa en las urnas, el Intendente pretende, primero, que le creamos su falso kirchnerismo impostado, y segundo, ser el único kirchnerista de la Ciudad, cuando todo el mundo sabe que es apenas una estrategia de marketing para tratar de mejorar su flaca performance en las primarias del pasado 14 de agosto ante el fracaso de su modelo vecinalista”.

“Se ve que Bruera no comulga con aquello del Flower Power y prefiere cultivar la violencia”, dijo Carloltto durante una caminata por calle 8 en la que regaló flores a los platenses, y advirtió: “Que ahorre esfuerzos el Intendente, porque podrá arrancar mil flores, pero no podrá detener la primavera; podrá arrancarnos los carteles, pero no podrá con nuestra vocación de fortalecer el proyecto nacional, popular y democrático que conduce nuestra Presidenta”.

Los ataques al material de propaganda de la campaña de Cristina y Carlotto han sido sistemáticos desde que comenzó en la Ciudad la actividad proselitista: barrabravas municipales asaltan a los militantes kirchneristas a plena luz del día y les arrebatan folletos y carteles móviles; estropean con pintura o destrozan las llamadas gigantografías ubicadas en las principales arterias de la Ciudad y hasta secuestran afiches con apoyo de agentes de Control Urbano identificados como tales, lo que “constituye un caso flagrante de abuso de poder y malversación de recursos públicos”, sostuvo Carlotto.

Justamente, uno de los puntos álgidos de esta escalada de violencia política se produjo el miércoles pasado al mediodía y en pleno centro de la ciudad (12 y 39), cuando personal de Control Urbano secuestró afiches y una camioneta a militantes de la agrupación kirchnerista Movimiento Evita, que forma parte del espacio político que postula a Carlotto páranla intendencia.

La serie de atropellos contra actores políticos de la oposición a la gestión municipal tuvo como respuesta, hace un par de meses, una conferencia de prensa en conjunto de todos los candidatos a la intendencia (con excepción de Pablo Bruera) para pedir una respuesta oficial al municipio.

"Resulta paradójico que, en una ciudad gobernada por un presunto representante del Frente para la Victoria, se produzcan estos furiosos embates contra la libertad de expresión, contra el desarrollo del juego democrático y, principalmente, contra la figura de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner", afirmó Carlotto.

Las posiciones de cartelería urbana destrozadas que promovían la figura de Cristina en la Ciudad fueron contratadas a la emresa Info Too, que cuenta con la habilitación de la Municipalidad y también realiza trabajos para el intendente Pablo Bruera.

"Nosotros, que contamos con apenas cinco posiciones de cartelería urbana en toda la ciudad, sufrimos sistemáticamente la rotura de cada una de esas estructuras, mientras que ninguna de las 50 o 60 que posee Bruera a lo largo y a lo ancho de la Ciudad ha sufrido daño alguno durante toda la campaña", agregó Carlotto.

Para completar un contexto de violencia política y persecución, en la noche del martes otro grupo de militantes del espacio de Carlotto, pertenecientes a la Agrupación John William Cooke, fueron víctimas del atropello de inspectores de Control Urbano, que otra vez secuestraron material de campaña.

PEDIDO DE INFORMES EN EL CONCEJO

En ese sentido, en la sesión de hoy del Concejo Deliberante, el presidente del bloque FPV-PJ Nacional y Popular y segundo candidato a concejal en la lista de Carlotto, Sebastián Tangorra, presentó un proyecto de resolución que le solicita informes el Ejecutivo municipal sobre "los motivos por los que personal de la Dirección General de Control Urbano intentó, el pasado 14 de septiembre, en la esquina de las calles 12 y 39 y en el marco de un violento operativo, secuestrar un vehículo y robar afiches del candidato a intendente Guido Carlotto".

Durante su exposición, Tangorra recordó que "el mismo día en que Estela de Carlotto era premiada por la UNESCO por su trabajo y su militancia a favor de la paz y la identidad, Bruera perseguía al hijo de la titular de Abuelas de Plaza de Mayo para invisibilizarlo a él y a la Presidenta en la Ciudad ".



viernes, 9 de septiembre de 2011

Polarización en La Plata: vecinalismo vs. kirchnerismo

Adelantamos, en este posteo del 19 de agosto pasado, el cambio de estrategia de campaña que iba a experimentar el vecinalista intendente de La Plata, Pablo Bruera:

Luego de una decepcionante performance en las elecciones primarias, Pablo Bruera cambiará su estrategia electoral: pasará del vecinalismo macrista con que inundó la ciudad de cara a las PASO, a pegar su imagen a la de CFK.

La decisión está inscripta en la tradición camaleónica del dirigente vecinalista, y también es producto de la necesidad: luego de augurar que obtendría más del 55% de los votos en las PASO, apenas arañó un 30% y, con ese número, caería su ambición de posicionarse como un referente provincial.
Habíamos adelantado que la campaña que realizó Bruera de casa a las PASO, pletórica de un vecinalismo macrista explícito (centrado en la figura de "Pablo", con globitos y letritas de colores, alejado de la figura de Cristina Fernández de Kirchner: nada de política, apenas clichés de tono vecinalista) no le había dado los resultados esperados: apenas un 30% de los votos, muy por debajo del guarismo que la Presidenta obtuvo en La Plata. Ese 30%, lejos de los anunciados 55 puntos que había pronosticado el bruerismo a través del multimedio de la ciudad, tampoco le es funcional a su apuesta autonomista de convertirse en referente provincial de cara a 2015.

Así las cosas, era muy fácil anunciar que Bruera cambiaría radicalmente su estrategia: pegarse a Cristina, ahora que comprobó empíricamente quien es el gran electoral en el país y también en la capital provincial.

Ayer apareció el primer cartel de Bruera junto a la Presidenta... pero tuvo mala suerte el jefe comunal porque justo cuando lanzaba su nueva táctica electoral, el referente del kirchnerismo platense y candidato a la intendencia, Guido Carlotto, realizó un multitudinario plenario de trabajo con las juventudes kirchneristas de La Plata y con la presencia de Andrés "Cuervo" Larroque, referente nacional de La Cámpora que mantiene diálogo directo con la Presidenta.

No es la primera vez que Larroque acompaña a Carlotto en una aparición pública. Los lazos del senador provincial con la Casa Rosada son muy sólidos: no sólo por el hecho de que Cristina lo haya recibido en su despacho el 19 de mayo pasado, sino por los contínuos gestos políticos que desde Olivos envían. La presencia recurrente de dirigentes nacionales de primera línea en actos de Carlotto (Juan Abal Medina, Gabriel Mariotto, Icazuriaga o Carlos Zannini por ejemplo), la reciente reunión con el secretario general de la presidencia Oscar Parrilli o el trabajo intenso que este espacio realiza con el ministro de Justicia Julio Alak.

Anoche, durante el plenario, Larroque afirmó que “se acabó la época de los especuladores, por eso nosotros estamos acá con el compañero Kibo Carlotto”. Además, en un claro mensaje hacia afuera Larroque sotuvo que “por supuesto que al kirchnerismo, algunos lo van a apoyar por convicción y otros por conveniencia, y nosotros estamos acá porque estamos con los que se suman al kirchnerismo por convicción”.

De esta manera, la coyuntura electoral de la capital provincial está planteda en una polarización entre expresiones antagonistas (el vecinalismo - autonomismo de Bruera y el kirchnerismo explícito de Carlotto) que, sin embargo, tendrán en la campaña la misma referencia nacional: Cristina. A pesar de esa situación, las razones del anclaje nacional de los candidatos están en las antípodas: a Bruera no le queda más remedio que pegarse a la imagen de la Presidenta porque su ambición de medir más que la mandataria en La Plata, y así proyectarse como referente provincial, quedó desbaratada en las PASO.

La construcción política de Carlotto, como contrapartida de los expresado por Bruera, encuentra en la soldadura con el Gobierno Nacional y con el proyecto nac&pop que inició Néstor Kirchner y hoy conduce CFK, su genética política: el objetivo es insertar a La Plata en ese modelo y trabajar en sintonía fina con la Casa Rosada.

Desde el espacio carlottista insisten en un argumento: el universo de votantes de la Presidenta en la capital provincial es muy basto, cercano al 45%. Agregan quienes trabajan cerca del senador provincial que Bruera apenas capitalizó un 30% de ese espectro y que, muchos de los que votaron a Cristina y a Bruera, lo hicieron desconociendo la opción kirchnerista que representa Kibo. Para sustentar esa afirmación, aportan un dato: Carlotto tiene un nivel de conocimiento en la Ciudad del 40%, de lo cual se deduce con el escrutinio de las Primariasque lo votaron 2 de cada 4 personas que lo conocen. Con este panorama, estiman que es muy posible captar un enorme porcentaje del universo de votantes de la Presidenta, y también sostienen que es factible seducir a una buena parte del electorado que en agosto no encontró representación: los votos en blanco para Intendente fueron 41 mil. Evidentemente, a Bruera lo conocen y lo desecharon. Muchos de ellos votaron a CFK. Por esos votos irá el carlottismo.


Así las cosas, desde ese espacio ya se trabaja intensamente en una campaña novedosa y ágil, que buscará sortear las trabas y el vandalismo que desde el oficialismo local le infieren, y que abordará al electorado desde diversas dimensiones discursivas y territoriales; trabajo en el que la juventud toma una dimensión y un protagonismo importante. Tal como le gusta y como pidió Cristina Fernández de Kirchner.




 

miércoles, 7 de septiembre de 2011

La Zorra

En Clarín de hoy:

A quién creerle? ¿A la CFK del 2008, cuando en tren de justificar las retenciones móviles desacreditó a la abanderada de la revolución agrícola argentina, la soja? ¿O a la del lunes a la noche, cuando en Tecnópolis consagró el lanzamiento del Plan Estratégico Agroalimentario, que instala el concepto de la “Argentina Agroindustria l”? “Son sólo discursos”, dijeron los más desconfiados, remedando la célebre fábula de la zorra y el cuervo. Lafontaine nos legó el consejo de no dejarse llevar por los cantos de sirena.

jueves, 1 de septiembre de 2011

"Un crimen, un robo, un asalto, un adulterio con homicidio son sucesos sin repercusión social, despreciables y previstos en el equilibrio colectivo

"Un crimen, un robo, un asalto, un adulterio con homicidio son sucesos sin repercusión social, despreciables y previstos en el equilibrio colectivo. El delito mayor es darles una divulgación indebida, repartirlos por todos los ámbitos, redactados por plumas expertas en sensacionalismo, bajo títulos pomposos, como si se quisiera que todos los hombres tomaran por modelos las fechorías que relatan. Más delito que el delito es la publicidad morbosa del delito."

Raul Scalabrini Ortiz