domingo, 18 de diciembre de 2011

Empoderamiento generacional


Nota publicada en la revista Caracú #3 del Centro Cultural Oesterheld-La Cámpora


Néstor Kirchner vio la cara  de asombro –o cagazo- que puso Aníbal Fernández cuando le contó lo que iba a hacer: exhortar al Congreso de la Nación que inicie un juicio político para destituir a Julio Nazareno, el presidente de la Corte Suprema menemista. Néstor llevaba como Presidente diez días. Ante la reacción del por entonces Ministro del Interior, el flamante primer Mandatario inquirió: ¿Qué, tenés miedo? Frente a la respuesta negativa de Aníbal, Kirchner arreció:

“Si no tomamos medidas de fondo, ¿para qué sirve el PODER? ¿Qués es el poder? ¿Qué te saluden los granaderos? ¿La quinta de Olivos? ¿El helicóptero?”

-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

La anécdota, contada en el libro Kirchner íntimo del periodista Daniel Míguez, sirve para trazar las líneas iniciales de un debate que nos debemos quienes habitamos en los espacios de juventud del kirchnerismo: ¿qué es el poder? ¿Cómo pensamos que podemos administrar los espacios de poder a los que accedemos? ¿Cómo construimos espacios propios de poder? ¿Seremos capaces de canalizar el poder en la dirección que el tiempo histórico impone, como lo hizo Néstor?

Esos interrogantes pueden ser una forma de surfear por sobre una consigna color sepia: el trasvasamiento generacional.

TRASVASAR, TRASPASAR, PECHAR… Luego de la muerte de Néstor todos teníamos una suerte de necesidad catártica. Una semana después del 27-10-10, nos juntamos en la casa de la Juventud Platense para la Victoria con Carlos Cheppi.
Carlos es un integrante de la pingüinera y desde hace más de veinte años trabaja y milita con Néstor y Cristina.

En un momento la charla viró hacia la lectura política de la situación que atravesábamos. Algunos compañeros coincidían en que “la plaza de Néstor” sirvió, entre otras cosas, para desmitificar algunos de los clichés con los que repiqueteaba el sistema hegemónico de medios opositores (la estigmatización de Néstor como un dirigente obnubilado por la búsqueda desesperada de poder personal, incapaz de establecer relaciones políticas que no se sustenten en condiciones clientelares y de dominación, por ejemplo) y, al mismo tiempo, acordaban los compañeros que en aquella oportunidad se dio la irrupción en la escena masiva de un fenómeno hasta ahí subterráneo que era la juventud kirchnerista. En ese sentido, algunos sugirieron que, quizás, se habían acelerado los tiempos de maduración de la juventud ahora que Néstor no estaba, y que tendríamos que asumir responsabilidades mayores en el mediano plazo. Y ahí apareció: el trasvasamiento generacional.

“Ahora se habla mucho de trasvasamiento generacional. ¿Pero saben qué? Yo no conozco ningún dirigente que quiera dejar su lugar. Miren: la militancia está, miles de chicos y chicas se siguen sumando y está claro que el Gobierno Nacional va a poner su voluntad y su capacidad para organizar toda esa energía. Entonces ustedes deben organizarse, redoblar su esfuerzos militantes, su formación y empujar, pechar”.

Lo que se puede leer entre líneas de lo que decía Cheppi es que el trasvasamiento generacional no es una transición normativa, ordenada, un traspaso de funciones en un marco institucional. Por el contrario, el trasvasamiento generacional está surcado por tensiones constitutivas del accionar político, está determinado por circunstancias históricas y también condicionado por la coyuntura.

UN POCO DE HISTORIA. Ahora bien ¿qué es el trasvasamiento generacional según el tipo que creó esa concepción y la base conceptual que lo sostiene?

En 1966 el justicialismo estaba prohibido y el golpe de estado de Ongania debilitaba más la posibilidad de organizar el Partido Justicialista. Era un momento difícil para la conducción de Perón desde España: una parte de los sindicatos comenzaban a dejarse domesticar por el poder real, muchos dirigentes estaban cansados de luchar por Perón y preferían ser burócratas aburguesados: los “neoperonistas” encabezados por Augusto Vandor, secretario de la Unión Obrera Metalúrgica.

En ese contexto, en febrero de 1967 se realizó un congreso de la Juventud Peronista en Montevideo. Allí Perón envió un documento que luego sería conocido como el trasvasamiento generacional, donde invitaba a la JP a convertirse en la cabeza del movimiento justicialista:

"El Comando Superior Peronista, que siempre ha seguido una conducta acorde con las necesidades de la conducción general se ha visto perturbado por las siguientes causas:

a) División en la rama sindical del Movimiento, ocasionada por el enfrentamiento de dirigentes. b) Apatía en la acción de la rama política porque no existe aliciente de cargos a la vista para los dirigentes, o porque están fatigados por la larga lucha, o porque temen la represión. c) Falta de una acción unitaria por carencia de una conducción táctica apropiada como consecuencia de las anteriores causas. d) Falta de unidad y solidaridad peronistas en el horizonte directivo y en parte de la propia masa, demostradas por una acción desganada que tiende a generalizarse."

Perón agregó en el documento que: "Es indudable que tales defectos, especialmente imputables a los dirigentes, sólo se podrán corregir mediante una verdadera revolución dentro del Peronismo, y esa revolución deberá estar en manos de la juventud del Movimiento. Por eso, el Comando Superior ha venido propugnando desde hace tiempo la necesidad de un trasvasamiento generacional que pueda ofrecernos una mejor unidad y solidaridad, que presuponga para el futuro una unidad de acción de que carecemos en la actualidad."

EMPODERAMIENTO GENERACIONAL. Es evidente que el contexto  y las condiciones políticas, sociales y materiales en el que nace la teoría del trasvasamiento generacional no es equiparable con el actual. Por eso, y casi como una herejía sobre el credo peronista, es más atinado hablar sobre el empoderamiento generacional.

Está claro que hoy hay una conducción firme, lúcida, ordenadora, vertebradora, militante, con prepotencia de trabajo, unbilicada a las masas populares. Cristina es todo eso. La Presidenta y Néstor Kirchner nos ofrecieron, en estos ocho años –entre otras cosas- la actualización ideológica y doctrinaria más impresionante del peronismo.

En ese marco, el kirchnerismo (Néstor y Cristina) muchas veces estuvo un paso adelante de lo que la sociedad podía expresar en demandas –latentes, eso sí- como expresión de colectivo organizado: Néstor y Cristina corrieron el límite de lo posible en materia de Derechos Humanos, derechos laborales, en reparar derechos de primera generación y crear nuevos, en la construcción de institucionalidad, en la restitución del Estado y en revalorización de la política como herramienta de transformación.

Lo mismo pasó con la militancia: Néstor sabía que era necesario ese sujeto político y cuando era todavía un incipiente esbozo le pidó a sus referentes organización (el acto en el Luna Park fu el comienzo), luego los azuzó (“no sean mis empleados, sean Juventud) y en todo ese proceso el Gobierno Nacional puso toda su voluntad en favor del crecimiento y la consolidación de ese sujeto.

Una diferencia entre el pronunciamiento de Perón en la década del 60, y este tiempo, es que la juventud ya está inserta en las estructuras de poder porque esa fue una decisión política de la conducción: incluir a los jóvenes ahora y en lugares relevantes. Entonces, la juventud no viene a discutir la conducción con actores de peso, enraizados y parapetados en las estructuras del Estado, con más experiencia y mañas, con dirigentes sin convencimiento y aburguesados.

Venimos sí, a seguir inyectando en las estructuras del Estado, de la sociedad civil y en el Pueblo dosis furtivas de kirchnerismo. Venimos a institucionalizar el modelo nacional y popular. La conducción nos interpeló, nos llenó de oportunidades, de responsabilidades y es hora de responder.

Pero el trasvasamiento generacional está en marcha hace tiempo. Lo realmente grosso que tiene que suceder es el empoderamiento generacional. Encontrar las formas adecuadas para consolidar y expandir ese poder, con dos condiciones ineludibles: crear poder propio, y convertirlo en expresiones electorales atractivas en el mediano y largo plazo.

En esa búsqueda también habrá tensiones y seguramente existirán duelos memorables contra burócratas, statuquoistas, conservadores, gorilas, kirchneristas de ocasión que con su olfato camaleónico se darán vuelta cuando lo crean convenientes, miedosos, etc. Y también entre compañeros copados, del palo, kirchneristas en serio. Será saludable que eso suceda, que aprendamos de los errores históricos y sepamos saldar nuestras tensiones internas dialécticamente. Igual, con la conductora a pleno, casi que no hay posibilidades de dislates.

DESAFÍOS. Así las cosas, el desafío de la juventud no es correr a la conducción por izquierda. No hace falta. El objetivo es institucionalizarse y convertirse en un sujeto político de peso que desequilibre la balanza en pos de la profundización del modelo. El fin no es establecer las pautas o el rumbo del modelo, porque esa tarea es de la conducción y los resultados obtenidos por sus decisiones son inapelables (también acompaña un componente cualitativo. No es sólo una cuestión de bilardismo al palo).

Los propósitos deberían ser dos. El primero y más accesible: administrar con eficiencia los espacios de poder obtenidos. Hay otra meta en ese mismo punto: para hacer carne el modelo en “la gente”, es necesario la participación popular en los espacios institucionales. Entonces, la juventud debe encontrar las formas de interpelar a los ciudadanos y los mecanismos para hacerlos parte importante de ese andamiaje.

El segundo objetivo es el más ambicioso y el verdadero acicate para nosotros: generar espacios de poder propios y desde allí conformar expresiones electorales potables, atractivas para los ciudadanos, expresiones simbióticas con el modelo nacional y popular y con la praxis política kirchnerista.
La juventud debe hacerlo desde su impronta y a través de su potencia creativa, para ir en búsqueda de los votos: nada legitima y compromete más que la voluntad popular.

A LOS GRITOS Y EN PELOTAS. Este momento histórico de la juventud tiene un antecedente similar en la democracia moderna: la primavera alfonsinista. La Coordinadora (la juventud radical que conducía la Franja Morada en las Universidades: declamaban defender un programa de liberación nacional de centro-izquierda) trabajaba y militaba hacía un tiempo largo con Raúl Alfonsín y, en la campaña de 1983, cumplió un papel importante.

Luego del gran triunfo que obtuvieron ese año, muchos de los más destacados jóvenes de La Coordinadora obtuvieron lugares de peso en el Gobierno (Coty Nosiglia, Suárez Lastra y Moreau, los más destacados). Todos conocemos el final del proceso alfonsinista: no pudieron, no supieron, no quisieron, y eso derivó en un debilitamiento inexorable del Gobierno toda vez que sucumbieron ante las demandas de los poderes reales, aún con el impresionante apoyo popular con el que el radicalismo accedió al poder. Esos jóvenes que en algún momento levantaron banderas que nosotros reivindicamos, terminaron oxidándose en las estructuras estatales primero, y luego se consumieron entre mil internas en los típicos espacios radicales (Universidad, Comité, Poder Judicial etc). Esos jóvenes fueron los que condujeron a un partido centenario y de tradición nacional y popular hacia un espacio desvencijado y convertido en una herramienta electoral de las corporaciones de derechas.

La foto final de lo que fueron los jóvenes radicales en el poder sucedió hace poquitos días, en la Convención Nacional de la UCR: lo que debía ser un debate para la “modernización del partido” terminó en un duelo típico de barrabravas a los gritos, empujones, sillazos, tortazos (en serio, tortas) en el que los bandos se imputaban las derrotas (el 2% del 2003, la alianza con la derecha de este año que los dejó “en pelotas”) y la autoría de la debacle del partido. Mientras los viejos “debatían”, los jóvenes estaban allá lejos, encerrados detrás de las vallas, enardecidos como si fueron grupos de choque.

Nuestra vara está mucho más alta que no repetir esa experiencia. Sin embargo, es una buena pintura para observar cuales son las consecuencias de revolear las convicciones en las puertas de acceso al poder y jugar a la polítiquería. Pero claro, nosotros somos peronistas y tenemos una conductora de la hostia. 

A los gritos, seguro. Pero de lo otro, olvidate. Nunca Menos.


jueves, 15 de diciembre de 2011

Petardos y flores: Cristina, Moyano y el proyecto Nac&Pop


*Para La Otra Cara del Patacón y Diagonales.com

http://diagonales.infonews.com/nota-169133-Petardos-y-flores-Moyano-Cristina-y-el-proyecto-NacyPop.html

Moyano ofrece un discurso para tensionar con el Gobierno Nacional en Huracán, rodeado de algunos dirigentes de peso de la CGT (no hago referencia a Julio Piumato en tanto señor de 120 kilos. Todo bien con Piumato, es un buen compañero) y una multitud de camioneros como desafinada banda soporte.

TN, al acecho, transmite en vivo y a sus "zocaleros" no les dan los dedos para tipear los títulos bombas que regala el líder de la CGT. Termina Moyano, con una cita a destiempo de la época histórica y, enseguida, TN pasa a transmitir el acto que está cerrando Cristina en la planta Toyota de Zárate en búsqueda carroñera a la espera de una respuesta brutal por parte de la Presidenta.

Pero Cristina tiene una flor en la mano y señala, a través de una anécdota protagonizada por Néstor y un jóven legislador tucumano, el desarrollo de la política de DD.HH., la búsqueda de Memoria, Verdad y Jusitcia y el progreso integral de una sociedad que, apenas diez años atrás, estaba en estado de shock y con una Nación al borde de la disolución.

 -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

Moyano parece estar encerrado entre la impotencia política y las atávicas forma que toma la tensión en el peronismo.

TN, claro, es más de lo mismo. Ahora, buscando un aliado circunstancial en quien hasta hace poco concentraba las culpas y los excesos por los cuales el país estaría al borde del colapso institucional y de un quiebre profundo en la sociedad por la falta de "consenso". No sería extraño que, desde hoy, para el Grupo Clarín Moyano pase a ser un señor bien, un dirigente víctima de las tropelías del autoritarismo K. Sintonicen sus televisores de tubo o los modernos led tv en TN en estas horas y verán repetidamente la cara de Moyano, aunque ahora sin las adjetivaciones descalificadoras que otrora (es decir, cinco minutos atrás) le propinaban al camionero.

Absolutamente nadie que tenga una pizca de sentido político a la hora del análisis, puede negar la importancia del Movimiento Obrero en la historia del peronismo y también en esta historia viva que es el Kirchnerismo.
Moyano y el MO fueron sujetos esenciales para sostener y afianzar al primer Kirchnerismo: los movimientos sociales, los grupos de DD.HH. y los trabajadores fueron pilares (además de la dirección ideológica, la voluntad política y la fuerza de una gestión apuntada a la recuperación del Estado, el fortalecimiento de la política y la economía como herramientas de soberanía nacional) en donde Kirchner se asentó para remontar la cuesta de la escasa legitimidad popular que el ex presidente riojano legó al bajarse del ballotage de 2003 (la última obra maquiavélica del patilludo que, esa vez, no le salió bien).

Asimismo, la gestión del Gobierno Nacional construyó con su acción condiciones estructurales y ofreció herramientas valiosas para que Moyano afiance su liderazgo porque, esencialmente, se encargó de reparar derechos laborales, consagrar nuevos (las paritarias, por ejemplo) y cambiar el humor social con medidas de fondo y simbólicas (se mezclan el descabezamiento de la Corte menemista y saldar la deuda con el FMI con los cuadros abajo y el aliento del mercado interno).

La ampliación de ciudadanía, la consolidación de mejoras notables en el mundo del trabajo (se crearon cinco millones nuevos puestos de trabajo) fueron elementos que el camionero capitalizó para su crecimiento, el de su gremio y también de la CGT.

Moyano bancó en la disputa política por la resolución 125, como también peleó en los noventa contra la avanzada neoliberal sobre los derechos de los trabajadores (fue uno de los fundadores y principal impulsor del Movimiento de los Trabajadores Argentinos –MTA-).

Moyano no es ni Barrionuevo ni Venegas. No lo es por historia ni por praxis pero, a veces, parece empeñado en repetir prácticas ligadas a intereses sectoriales. El discurso de esta tarde en Huracán puede leerse como un reto a la conducción política de CFK, o como un intento por condicionar a una Presidenta y a un ciclo de gobierno (los ocho años porque, otro error de hoy de Moyano es intentar separar entre Néstor y Cristina cuando en realidad ambos conforman indisolublemente un sólo proyecto) que produjo la más espectacular transformación del mundo del trabajo desde 1955 hasta acá: la pauperización de las estructuras, el avance sobre los derechos de los trabajadores (flexibilización, ponele), las condiciones macroeconomicas, las del mercado interno y el relacionamiento exterior fueron revertidas en un lapso corto.

En realidad, podría ser una forma de tensar para negociar.

Moyano tiene enormes méritos en esa recuperación: por la lucha en los noventa y por acompañar a este proyecto como columna vertebral. Pero existe una flagrante miopía política si lo que pretende ahora es condicionar la conducción.

Por historia y por coyuntura, Moyano estaría incursionando en un terreno demasiado pedregoso que reavivaría tensiones internas que, en el pasado, fueron aprovechadas  y exaltadas por los enemigos (los dueños del poder económico concentrado, siempre atentos a las demandas de la Embajada y de los mercados financieros) para disolver el movimiento nacional. Movimiento que está claro, por la historia del peronismo y la historia viva que es el Kirchnerismo, se reserva la conducción para la política y para el "dueño" de los votos (herramienta esencial y ordenadora dentro del peronismo).

Quizás por eso, Moyano deja sus cargos en el PJ y juguetea con la disparatada idea de recomponer el peronismo. ¿Acaso no está claro el ordenamiento político e ideológico del peronismo? ¿Acaso ese ordenamiento no tiene una umbilicación profunda con el mandato popular? ¿Acaso ese ordenamiento no produjo el crecimiento y la inclusión más grande que ningún proyecto político haya logrado desde los gobiernos de Juan Perón? ¿Acaso ese ordenamiento no es respetado y sostenido por intendentes y gobernadores? ¿Acaso ese ordenamiento no generó un acompañamiento masivo de una nueva generación de militantes? ¿Acaso este ordenamiento no logró terminar la ambigüedad histórica con que los poderes reales se habían adueñado del peronismo para convertirlo en su herramienta electoral bajo la estupidez monumental de que el peronismo es muy amplio?

El peronismo es muy amplio en su convocatoria, en su capacidad para atravesar el arco político, en su policlasismo, en sus doctrinas (dicho sea de paso, Néstor y Cristina nos brindaron una actualización doctrinaria impresionante) pero no es amplio en sus principios: el Kirchnerismo demostró que peronismo es no ser neutral, es defender la soberanía política y la independencia económica inclusive si ello incluye batallar ante corporaciones trasnacionales que se piensan dueñas del país. Peronismo son los DD.HH. y la búsqueda incansables de Memoria, Verdad y Justicia aunque enfrente de eso esté el Grupo hegemónico de medios más poderoso del país, por ejemplo.

El peronismo, y el Kirchnerismo lo demuestra, se basa en atender las demandas latentes de todos los grupos que conforman la sociedad corriendo el límite de lo posible, ampliando derechos, modificando estructuras, creando institucionalidad. Lo contrario de eso, no es peronismo. Lo contrario es lo corporativo.

Entonces, ¿de qué peronismo habla Moyano cuando se baja de este peronismo? Porque si bien el líder sindical se baja de la estructura partidaria, lo que dice cuando calla es que lo que no comparte es el rumbo coyuntural del peronismo guiado por el Kirchnerismo.

La relación entre el Kirchnerismo y Moyano conforma una alianza estratégica asentada en la compresión del tiempo histórico: Néstor kirchner lo entendió y ejecutó a la perfección. Claro que los procesos históricos mutan, cambian, crecen, se desarrollan. O no. Puede ser todo lo contrario.

 En la búsqueda de esa evolución dialéctica, loas actores se renuevan, las demandas se complejizan y la búsqueda para satisfacerlas y hasta la creación de instrumentos para estar por delante de esas demandas se vuelven imprescindibles. Si Moyano pide la suba del mínimo no imponible (que afectaría a un grupo minoritario de trabajadores) en vez de vociferar propuestas para lograr incorporar al mundo formal a los millones de trabajadores que aún permanecen en la informalidad ¿está acompañando el espíritu de época? Si Moyano cruza a la Presidenta en un acto sectorial, ¿forma parte de un proyecto colectivo que pretende conducir a la sociedad hacia el desarrollo y la inclusión? La respuesta a esas preguntas es el comportamiento y la praxis que Moyano tuvo desde 2003 a esta parte.

Moyano pretendió evidenciar fortaleza rodeado de un universo sectorial. El mundo de trabajo es inmensamente más amplio y hoy no necesita los petardos que encendió Hugo. Necesita sí sensatez, sensibilidad y comprensión histórica. Necesita del trabajo colectivo y de la belleza (como la de la flor que mostró CFK en el acto de Zárate) que representa la articulación entre los diferentes sectores y actores. Un luchador como Moyano debería tener sintonía fina con Cristina, que es lo mismo que estar al lado de un proyecto político refrendado en las urnas por más de once millones de compatriotas. 

lunes, 12 de diciembre de 2011

Literatura política y zapatos de goma


"En concreto, todos coincidieron en que generación de trabajo, industrialización, consumo interno, desarrollo tecnológico y derechos humanos serán los ejes del período inaugurado este 10 de diciembre. También se destacó “la emoción” en el tono discursivo y la importante presencia de la juventud, tanto en las palabras de la Presidenta como en las gradas del Congreso, en las calles y las plazas y en roles creciente de protagonismo político".


Esta es la cabeza de una nota de Nicolás Lantos en Página/12. Hay un parte de esta nota que refleja una constante en los discursos kirchneristas: en medio de la descripción taxativa de los ejes o desafíos del próximo período de gobierno, siempre hay una mención casi poética para la presencia de la Juventud en tanto sujeto masivo, como un emergente genético de este modelo político.


Ahora bien: hasta acá, nunca escuché la descripción de una agenda de la Juventud, los desafíos propios de un sujeto consolidado, con expresiones colectivas muy organizadas que poseen espacios de poder. 


Entiendo, asimismo, que este sujeto (la juventud) recién ahora va a entrar de lleno en un período en el que deberá expresar, de una buena vez, una impronta política que no se reduzca sólo a ser aguante y color en los cuadros secundarios de las páginas de los diarios.


La fuerza creativa, la capacidad técnica-política y las agallas deberían ser redireccionadas hacia la construcción de territorialidad y la constitución de espacios de poder propios (no sólo administrar correctamente los lugares de poder consolidados que la conducción nos ofrece). Crear espacios de poder propios es extender los límites del kirchnerismo, es profundizar el modelo, es hacer carne en "la gente" este proyecto que inicia su tercer ciclo. 


Esta claro que la voluntad del Kirchnerismo está puesta en ese sentido. La Cámpora en tanto expresión colectiva es uno de los ejemplos válidos que reaseguran esa intención. 


El desafío es enorme.


Si no lo encaramos como debemos, vamos a seguir siendo parte de la literatura política de un tiempo histórico. Y la onda es, en realidad, ser sujetos políticos de peso dentro del modelo más transformador que la historia moderna recuerde.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

El mandato histórico de la voluntad popular


"Poder absoluto" dicen... no hay poder absoluto y, en todo caso, la porción de poder obtenido (siempre en tensión y disputa) es fruto del libre juego democrático y la soberanía popular. La cuestión de fondo es que, ellos, desprecian la DEMOCRACIA porque sólo aceptan una democracia digitada en los pasillos de los poderes fácticos, alejada del Pueblo y formateada en función de las necesidades del poder económico concentrado. 


CFK es un hito en el mandato histórico que emana de la voluntad popular.

sábado, 3 de diciembre de 2011

El Rey David

Argentina ganó hoy el partido de dobles y logró un punto vital para mantenerse en carrera en la final de la Copa Davis hasta la última jornada de la serie que disputa en Sevilla frente a España y comandan ahora los locales por 2-1.
La dupla integrada por David Nalbandián (64) y Eduardo Schwank (143) superó a la conformada por Feliciano López (20) y Fernando Verdasco (24) en sets corridos y con parciales de 6-4, 6-2 y 6-3.
Argentina, comandada por Nalbandián, su bandera en Copa Davis, recuperó la esperanza así pues había perdido los dos partidos de individuales el viernes.



El triunfo de David Nalbandian fue el duodécimo del cordobés en dobles, que iguala el número de triunfos del histórico Guillermo Vilas en esta competición.
Vilas, uno de los quince tenistas con mayor cantidad de victorias individuales en la historia de la Davis en los catorce años que formó parte del combinado argentino, acabó su carrera con un total de 57 victorias y 24 derrotas.
En dobles, jugó veintiséis partidos y ganó doce, el número de triunfos que Nalbandian ha alcanzado en el estadio La Cartuja de Sevilla.
Nabandian, que ha jugado un total de 43 encuentros de los que ha ganado 33, acumula desde hoy 12 en dobles y solo cinco partidos perdidos.






viernes, 2 de diciembre de 2011

¿¡Qué es el poder!?


Néstor Kirchner vio la cara  de asombro –o cagazo- que puso Aníbal Fernández cuando le contó lo que iba a hacer: exhortar al Congreso de la Nación que inicie un juicio político para destituir a Julio Nazareno, el presidente de la Corte Suprema menemista. Néstor llevaba como Presidente diez días. Ante la reacción del por entonces Ministro del Interior, el flamante primer Mandatario inquirió: ¿Qué, tenés miedo? Frente a la respuesta negativa de Aníbal, Kirchner arreció:

“Si no tomamos medidas de fondo, ¿para qué sirve el PODER? ¿Qués es el poder? ¿Qué te saluden los granaderos? ¿La quinta de Olivos? ¿El helicóptero?”

(Del libro Kirchner íntimo, del periodista Daniel Míguez).