miércoles, 17 de marzo de 2010

ESPEJOS, MALOS ESPEJOS


Messi toma la pelota en su parcela mágica, allí, recostado sobre el sector derecho del ataque del Barcelona; desde ahí arranca en diagonal hacia el área con ese slalom que es una marca registrada globalizada, que parece –paradójicamente- la copia de la jugada de Play Station: tan virtuoso y estético es el andar del rosarino, tan irreal en este mezquino fútbol actual, que parece subvertido el orden que determinó que la inspiración sea el de carne y hueso y no al revés.


La jugada termina en gol, claro. Es una de las piezas más armoniosas que puede presentar el espectáculo deportivo global de la actualidad. Es una síntesis glamorosa de capacidad técnica, destreza física y estética catalizadora.

Sin embargo, hay una incongruencia fulminante entre la belleza de la jugada y el relato de la misma. Altisonante, barroco, abarrotado. Un ruido estridente el relato, que no concuerda con la sutileza de Messi. Una interferencia que mengua el goce.

Una vez más, el periodista, el periodismo, la producción de sentido del medio, la necesidad corporativa de generar algún tipo de identificación para mantener cautiva la audiencia o la mediocridad individual que deriva en la creación de un producto ramplón e inverosímil, cuyo resultado ulterior es la subestimación del público, conspiran contra la más básica forma de comunicación en un medio audiovisual. Es decir: ¿Por qué el relator vocifera, exagera, distorsiona lo que se ve con precisión inmaculada a través de la pantalla?

Dijo alguna vez Dolina, en simbiosis con aquello del país real y el país virtual que expresó la Presidenta. “Hay que tener un poco de sana desconfianza. Uno crece en la inteligencia de que los espejos devuelven fielmente la imagen de quien se le pone adelante. Es una convicción fuerte. Hasta que una mano malvada empieza a fabricar espejos que deforman, que no devuelven la verdad sino la mentira (…) A lo mejor, llegó el tiempo de desconfiar del espejo y pensar que, a lo mejor, los fabricantes de espejos tienen intereses inconfesables que desconocemos. A lo mejor hay que mirar más la realidad y menos el espejo de la realidad que, a veces, está tendenciosamente modificado”.

(Mañana 18/3 este artículo se publicará en las ediciones impresa y digital del diario Diagonales http://www.diariodiagonales.com/)

sábado, 13 de marzo de 2010

EL PAIS VIRTUAL, EL PAÍS REAL



La militancia (formal o informal, programática o desestructurada, casera o partidista) nacional y popular dio ayer una conmovedora muestra de filiación sanguínea, de compromiso genético con el gobierno de Cristina: cerca de 10 mil personas se convocaron en Plaza de Mayo por una iniciativa de 6,7,8 facebook.


La multitud reunida, su fisonomía y su génesis, son un resorte histórico de las características ancestrales del Movimiento Peronista: policlasista, pasional, fervoroso, comprometido...

Con la prepotencia de la alegría y con la bravura de la identificación genética, 10 mil argentinos y argentinas se manifestaron en paz, con convencimiento.



¿Cuántos centímetros ocupó esta noticia en Clarín o La Nación? ¿Cuántos minutos de aire le dedicaron TN, América o Radio 10?



¿Cuantos centímetros le dedicó Clarín a aquellas anémicas convocatorias de los campestres o de Bergman el año pasado? ¿Cuánta grandilocuencia respaldada por la manta sacrosanta del periodismo independiente acompañó aquellos raquíticos rejuntes de terratenientes oligarcas, representantes del poder fáctico concentrado y gorilas golpistas?



¿Cuántos medios gráficos, radiales o televisivos cubrieron anoche la convocatoria nacional y popular? ¿Cuántos centímetros de papel y minutos de aire tuvo la convocatoria en respaldo al modelo kirchnerista?



La producción de sentido conservadora liberal dio, una vez más, una muestra insoslayable del país que construyen (construyeron) todos los días.



Nosotros, igualmente, seguiremos dando todas las batallas culturales; seguiremos copando la calle con alegría y sentimiento, con convencimiento y pasión militante y con la convicción fulminante en la consigna que sostiene Néstor Kirchner para la creación de una patria diferente: "siemrpe tengan (mos) la pasión de la idea y del convencimiento, luchen (mos) por el amor y las convicciones; pensando en Eva, aprendiendo del General y tomando las conductas de los hermanos y las hermanas que hoy no están".

lunes, 8 de marzo de 2010

"Gobernar es Crear Trabajo"




Documento Político de la Organización Peronismo Militante, Regional Provincia de Buenos Aires, con respecto al Programa Argentina Trabaja.

Hemos visto el manoseo mediático al que ha sido expuesto en estos últimos meses el Programa Nacional denominado “Argentina Trabaja”. Manoseo que han motorizado los nostálgicos del neoliberalismo, los agoreros del “gasto público cero” y las fuerzas de choque de la reacción.

El trabajo dignifica. Hace muchos años que caminamos por los subsuelos de nuestra Provincia de Buenos Aires. Y militando hemos enfrentado alegrías y tristezas. Hubo una época donde teníamos que contener a través de cientos de ollas a muchas familias que no podían garantizarles un plato de comida a sus hijos y mucho menos educarlos. Era la década en que nuestros compañeros tenían que soportar la humillación de no poder sostener su hogar. Hoy vemos cómo esos compatriotas se van poniendo de pie y dignificándose a través del trabajo, con obra social, con aportes jubilatorios, con ART, con salario familiar, organizándose en sindicatos para defender sus derechos o en cooperativas para sacar su barrio adelante. Volviendo a mandar a sus chicos a la escuela, volviendo a participar de la vida pública nacional y dando vuelta, de a poco, la derrota cultural en la que nuestro pueblo fue sumido desde 1976 hasta el 2003.

Vamos por el millón de puestos de trabajo. En este sentido hacemos público nuestro total apoyo al programa “Argentina Trabaja” y trabajaremos para ayudar a lograr que esta herramienta llegue a todos los rincones de nuestra patria. Agradecemos a Alicia y a Cristina por la decisión política e instamos a trabajar para llegar a un millón de nuevos asalariados.

Militamos con el ejemplo. Es probable que en el medio haya clientelismo y gente que aprovecha esta herramienta para fines inconfesables. Pero no son la mayoría. Nosotros no estamos de acuerdo con que las organizaciones políticas y las estructuras partidarias se financien con la plata de los más humildes y desde nuestra Conducción Nacional estamos orgullosos de no financiarnos con la de los pobres. Militamos dando ejemplo desde nuestro accionar y concientizando en cada oportunidad a los cooperativistas de que ésta es una herramienta que pone el Gobierno Nacional al alcance del Pueblo y que el Estado no autoriza a ninguna persona o grupo de personas a cobrarle a los trabajadores por “tramitación administrativa” ni a retenerles parte de su sueldo.

Defenderse trabajando. Somos concientes de que la mejor manera de defender esta herramienta de los embates de la oligarquía cipaya y de los grupos funcionales a ésta, es trabajando, cumpliendo las obras que contempla el programa y haciendo ver a propios y extraños que éste no es un país de vagos, de gente triste, como nos quieren hacer creer. Todo lo contrario: nuestro pueblo es orgulloso, humilde y trabajador.

Vamos a defender este modelo. En Argentina hay, desde hace 200 años, dos modelos de país en pugna. Nosotros discutimos el fondo y no las formas. El debate estratégico debe centrarse en qué modelo de país queremos y no en si a tal o cual organización o municipio le dan más o menos. La Ley de Medios, la Asignación por Hijo, el Argentina Trabaja, el Fondo Patriótico del Bicentenario para el Desendeudamiento y las doce nacionalizaciones de empresas estratégicas son realizaciones de alto valor simbólico que obligan a todo argentino a tomar una de las dos posiciones posibles. El bloque que añora el ajuste y las relaciones carnales quiere imponer nuevamente la argentina de los privilegios para unos pocos. Nosotros vamos a dejar lo que tengamos que dejar para continuar en el camino hacia la independencia económica, la soberanía política, la justicia social, el nacionalismo cultural y la unidad latinoamericana.

domingo, 7 de marzo de 2010

NALBANDIAN. LA CONCRECIÓN DE LA ENTELEQUIA BURGUESIA NACIONAL (EN LA PATRIA DEPORTIVA)


La materialización de una burguesía nacional desveló y lo sigue haciendo a los mejores pensadores e intérpretes del campo nacional y popular. Juan Perón postuló la realización de esa entelequia como uno de los fundamentos económicos para sostener el modelo de economía independiente y Justicia Social.


El lastre que significó la opresión de las condiciones estructurales de un país que parecía condenado interna y externamente (la unión entre la oligarquía terrateniente criolla y el poder económico colonial de Inglaterra) a la dependencia semi-colonial antes de la llegada de Perón al poder, y luego debido al yugo opresor del neoliberalismo digitado desde Washington que tuvo como intérpretes sobresalientes a Martínez de Hoz y Cavallo, hicieron imposible la realización empírica de aquella intención patriótica.



Bien sabido es que deporte y patria suelen ser mezclados para configurar un cambalache Discepoliano, pero en clave maquiavélica, que generalmente termina siendo funcional a intereses espurios: Hitler, Mussolini o Videla utilizaron el deporte para legitimarse y umbilicar los valores atávicos del deporte (competencia leal, confraternidad, virtuosismo, etc.) con la propaganda de sus respectivos regímenes. “Los argentinos somos derechos y humanos”, el gordo Muñoz y su clamor castrense por la radio y el propio Videla entregando la copa del mundo a Passarella, son instantáneas maquinales del Mundial 1978.

En Argentina, la construcción de identidad a través del deporte (especialmente con el fútbol) deviene en un paroxismo que es chauvinismo barato y patrioterismo (unión entre patotero y falso patriotismo). Difícilmente, el futuro de la patria se juegue en un partido de fútbol, en un match de tenis o en una disputa rugbística. En todo caso, parte del destino del país se jugará en la posibilidad de pagar, en tiempo y forma, la deuda externa heredada de gestiones paupérrimas con una mínima parte de las reservas acumuladas en el BCRA (como siempre se pago la deuda, ¡con reservas!) para propiciar el canje de la última parte de esa deuda con una quita no menor del 65%, tal como lo hizo la gestión de Néstor Kirchner para completar el no pago y la mayor quita de la historia mundial en 2005. De esa manera, se normalizarían totalmente las relaciones económicas y financieras con el resto del mundo (¿no es lo que pidieron siempre los Think tank liberales?). La pregunta que se impone es, entonces, ¿por qué tanta oposición? ¿Será el lobby cipayo de los acreedores que pretenden que se sigan acumulando reservas ociosamente para lograr un acuerdo más beneficioso para ellos y peor para el país luego de 2011?



Queda claro: la patria no es el fútbol ni el tenis, pero la patria deportiva existe y tiene definida su propia lógica intestina, su dinámica y su dialéctica.



Por eso cuando, apenas se había consumado su triunfo sobre el sueco Andreas Vinciguerra para definir la serie de octavos de final a favor de Argentina sobre los escandinavos, David Nalbandian advirtió que los argentinos “se queden tranquilos que siempre voy a dejar todo por la patria” ante la inusual propuesta del cronista de TyC Sports (la vieja treta de pedir “un mensaje para los argentinos” cuando se consuma un triunfo en el exterior para agregarle sentimentalismo barato parece demasiado anacrónico. Igual, no es para caerle encima a Juan Rinaldi, que dicho sea de paso no es de lo peor que presenta el canal que, cuando perdió el negociado del fútbol a manos del Estado, corrió desesperado, en un claro gesto “patriótico”, hacia la Embajada de EE.UU.) quedaron en evidencia varias cuestiones.

La primera es un preciso pase de facturas y también un llamado a la unidad a pesar de las diferencias: el unquillense sabe mejor que nadie que, para hacer tangible su obsesión de ganar la Davis, nadie como Juan Martín Del Potro es tan funcional a esa causa.

Lo segundo. Nalbandian representa, como nadie en la patria deportiva, esa entelequia llamada burguesía nacional. Por varias cuestiones.

De arranque, digamos que la riqueza (capital simbólico, talento y también dinero) de Nalbandian, al igual que la de la burguesía, no proviene de la disposición de privilegios de abolengo sino del aprovechamiento integral de su talento y capacidad, ayudada en su comienzo por un programa de la Asociación (¿el Estado?) que lo proveyó y lo impulsó al profesionalismo.

Después el cordobés se convirtió en un jugador de elite y devino en millonario, pero jamás negó su aporte para el fortalecimiento y crecimiento de un objetivo colectivo y superador, como lo es la Copa Davis (37 presencias entre 2002-10; 28 triunfos; 2 finales), tan cara y tan esquiva a los argentinos. Aquella sentencia también se puede cuantificar con sus presencias en el ATP porteño (7 presencias entre 2001-10; 14 triunfos y 6 derrotas; 1 título), un certamen que en verdad no está a la altura de su categoría. Con su presencia engalanó al torneo y acentuó la densidad de su relación con el público (al margen de las cuantiosas garantías que cobró para estar)

La presencia de Nalbandian en la serie ante Suecia no hace más que apoltronarlo en el Olimpo de leyendas del tenis nacional y, paradójicamente, también lo afirma en esta concepción más propia del llano como la personificación de la burguesía nacional deportiva.

David arriesgó bastante de su capital simbólico y también de su más importante capital fáctico (el físico), al ir a Suecia para jugar una serie que parecía iba a ser un suplicio por el potencial de rival (sobre todo por el nivel de Robin Soderling y por la superficie) y por las deserciones propias (afuera Delpo y Juan Mónaco, ambos por lesión), con apenas dos partidos jugados en 9 meses, en pleno proceso de regreso luego de la delicada operación de cadera y todavía no recuperado plenamente de una lesión. Tan maltrecho llegó el cordobés que la decisión de jugar el quinto punto se tomó 5 minutos antes del plazo fijado por el reglamento (amaneció con una molestia en un isquiotibial y en el entrenamiento previo sintió una contractura en el aductor).

Es decir que Nalbandian no se comportó como esa burguesía de carácter rentístico y especulativo, que ni innova ni arriesga ni invierte en pos del crecimiento nacional. David sí lo hizo porque fue a Suecia a apuntalar al proletariado: Leo Mayer (22 años, 2º participación en Davis, 73º del ranking, sin títulos ni finales), Horacio Zeballos (24 años, debut absoluto, 50º en el escalafón, sin títulos ni finales) y Eduardo Schwank (23 años, debut absoluto, ubicado 64º y sin títulos ni finales) fueron a evitar el papelón y a tratar de no quedar señalados para siempre como los hacedores de un fracaso rotundo. Sin capital y con escasas perspectivas, parecían destinados a ser deglutidos por el mercado liberal de la Davis.

Pero la llegada a último momento del líder los hizo creer, los revitalizó, los capitalizó y los encarriló en una senda de crecimiento para lograr un éxito para la patria deportiva. Ahora, Tito Vázquez (el representante de la ATT, o sea el Estado) tiene la certeza de contar con un líder que defiende el interés nacional y que solidificó y puso en la ruta del crecimiento al proletariado. Pavada de parábola.

Ni Nadales, Ni Federeristas. Nalbandianistas!

sábado, 6 de marzo de 2010

EL LADO OCULTO DE LAS RESERVAS

WALTER GRAZIANO - AMBITO FINANCIERO



Desde hace un par de meses, todos los días, después de leer los diarios hago lo mismo: pellizcarme para salir de dudas acerca de si lo que leí es cierto, o si estoy soñando. Resulta que el Gobierno, de origen peronista, popular y de tendencia centroizquierdista, se ve en la obligación, por imperio de las circunstancias, de dedicar el 90% de sus energías al pago de la deuda externa, tema que se ha convertido en el eje central de la vida del país, para lo que se llega a apelar incluso hasta a terminología ligada al sentimiento nacional profundo que puedan albergar las masas. Es así como términos tales como «patriotismo» y «Bicentenario» se usan todas las semanas en relación con el giro de divisas al exterior para pagar deudas...




Si se observa lo que hay del otro lado del mostrador, el lugar para el asombro es indudablemente aún mayor: se puede observar a la flor y nata del liberalismo vernáculo más rancio, en el que se aglutinan, entre otros, dirigentes ligados a los círculos más elitistas de los sectores rurales, medios de comunicación centenarios de indudable tendencia librecambista, políticos de inocultable tendencia derechista, ex funcionarios de elitistas bancos extranjeros devenidos en políticos supuestamente preocupados por el bienestar del pueblo, columnistas políticos de inocultables estrechas relaciones con los sectores más recalcitrantes de los EE.UU., pensadores económicos partidarios del más acérrimo «laissez-faire» -aquel que propone que ni siquiera haya una moneda nacional, sino que cada banco emita la suya y el público elija- y hasta ex altos funcionarios que en los noventa aplicaron la convertibilidad, todos, pero todos, todos, mancomunados defendiendo el no pago de la deuda externa con reservas. Como si se pudiera pagar la deuda con «billetes del estanciero», o directamente, haciendo un corte de manga simbólico, no pagarla si no hay superávit fiscal. ¿Que diría un acreedor del país si se le hubiera dicho, al momento de comprar un bono argentino, que ese bono no se pagaría con las reservas? A no dudarlo, la deuda externa se pagó siempre con las reservas. Y cuando no se pagó fue porque... ¡no alcanzaban las reservas! Aun en los momentos de enorme y suculento superávit fiscal, la deuda externa se pagó... ¡con las reservas!



Y es muy fácil entenderlo dado que el superávit o el déficit fiscal es en pesos, mientras que la deuda externa hay que pagarla en dólares, por lo que de una u otra manera el Banco Central le otorga al Tesoro las reservas necesarias para pagar. De otra manera, los saltos abruptos para arriba y para abajo que experimentaría la cotización del dólar serían el tema diario de todos los argentinos. ¿Se imagina el lector lo que implicaría que un buen día, con superávit fiscal o sin él el Tesoro saliera a comprar unos quinientos millones de dólares para pagar un bono? Es por eso que siempre se pagó, se paga, y se pagará ... con las reservas.



¿Canibalismo?



Ahora bien, si esto es así, ¿cómo puede ser que se haya armado tamaño lío por este tema que nunca debería haber dejado de ser una cuestión meramente técnica? ¿Sólo por «canibalismo político»? Puede ser que una buena parte de la comedia de enredos que diariamente vivimos con las reservas provenga del típico chicaneo político que suele imperar en la Argentina. Pero en este caso particular, parece haber algo más atrás. Y parece tratarse de algo que si se ventilara lo suficiente probablemente disuadiría a muchos de quienes hoy se oponen al pago de la deuda con las reservas a dejar de lado su actitud. Ocurre que atado al tema del pago de la deuda está -y no por casualidad- el tema del canje del remanente de la deuda, o sea, el paso que falta para normalizar del todo las relaciones económicas y financieras con el resto del mundo. El Gobierno desea que el canje de títulos de deuda se efectúe de manera ventajosa para el país, o sea que quienes tienen títulos de deuda impagos de la Argentina los canjeen por títulos nuevos con una quita nunca menor del 65% que recibieron los bonos que se canjearon en 2005. Por lo contrario, quienes fogonean la idea de cuidar las reservas a cualquier costo, lo que quieren es que 2010 y 2011 pasen lo más rápido posible, que el canje naufrague o no se haga, que el Banco Central acumule más y más reservas, sea mediante la compra de los excedentes de las exportaciones sobre las importaciones o sea impidiendo cualquier giro al Tesoro para que éste pague su deuda.



Así dadas las cosas, en 2012, estos acreedores hoy disfrazados de opositores comunes, y utilizando a una vasta mayoría de los genuinos opositores que hacen el lamentable papel de «idiotas útiles» a esta maniobra, podrían presionar a cualquier nuevo Gobierno para que solucione de manera definitiva el tema de la deuda de una manera mucho más ventajosa para los acreedores, o sea con una quita de deuda muy inferior al 65%, o incluso nula, dado que si las reservas siguieran batiendo récords tendrían el argumento de que el país contaría con los dólares suficientes para honrar sus compromisos sin ningún tipo de quita. Algunos acreedores de otros países, por ejemplo, de Perú, han logrado eso en el pasado y algunos estudios jurídicos radicados en Buenos Aires así como algunas consultoras radicadas por algunos argentinos en EE.UU. estarían detrás de esta inmensa maniobra que beneficiaría a los fondos buitre y a muchos que han comprado papeles de deuda argentina por centavos y perjudicaría seriamente al país, que quedaría con una deuda externa muy superior a la que resultaría si se procede a resolver la parte de la deuda que falta renegociar desde una posición de dureza y mientras las reservas aún no alcanzan cifras mayores.



A no confundirse entonces, a quienes se consideran a sí mismos auténticos y genuinos opositores del kirchnerismo, lo que les conviene es dejar que el Gobierno pueda resolver lo más rápido y lo mejor posible el tema de la deuda con la mayor quita posible, nunca menos del 65%. De otra manera, si alguna parte de la oposición ganara las elecciones en 2011, serán ellos quienes deban negociar este espinoso tema que se les puede transformar en un terrible dolor de cabeza si no logran imponer una quita al menos igual a la lograda en 2005, cuando el Banco Central tenía muchos menos dólares y el país aún estaba cerca del desastre de 2001-2002. Hay que resaltar que por eso es que en 2005 aún resultaba más fácil negociar quitas tan elevadas. Con el paso del tiempo es cada vez más difícil porque las reservas suben y el país va saliendo de lo peor de su crisis.



Vale la pena meditar un minuto acerca de las muy peligrosas consecuencias que tendría para el país aceptar una quita menor al 65% para el remanente de la deuda. Todos quienes aceptaron la renegociación de 2005 podrían accionar judicialmente contra la Argentina y eventualmente ganar esos juicios, lo que significaría un gran aumento en nuestra deuda externa sin ningún tipo de beneficio. Perderíamos todos. Aunque parezca paradójico entonces, hay que concluir que tanto al Gobierno como a la oposición genuina, la que se opone de buena fe, que sin duda debe ser una parte muy mayoritaria de ella, les conviene lo mismo en lo que se refiere a este tema en particular: o sea, que se termine cuanto antes la renegociación, y que la Argentina quede con la menor deuda posible, negociada en los mejores términos posibles. Para ello es imprescindible que la oposición comprenda que está siendo utilizada y manipulada por un reducido núcleo de argentinos que están operando y maniobrando hábilmente contra la Argentina, a favor de especuladores externos que compraron deuda por centavos y de fondos buitre.

Zaiat-izame el análisis: Reservas y política fiscal




(PUBLICADO EN PAGINA/12, EL 6 DE MARZO DE 2010. POR ALFREDO ZAIAT)
Uno de los aspectos más insólitos de la actual batalla político-mediática es la ausencia en el debate de la existencia de una extraordinaria crisis internacional, factor esencial para comprender el actual estado de la economía local. Las diferentes y contradictorias expresiones de la oposición la ignoran en su cruzada a un destino incierto, mientras que el oficialismo trata de ocultarla como estrategia para la generación de expectativas positivas. Además, insiste con que la crisis ya ha quedado atrás con el objetivo de mostrar la minimización de daños como un valorable atributo de su gestión gubernamental. El presente proceso de la economía global, con sus réplicas en el ambiente doméstico, es más desagradable que los deseos de unos y otros. Las señales que llegan del epicentro del terremoto financiero son bastante contundentes como para desconocerlas. Más allá de la corriente de optimismo que se difunde por el mercado internacional, destacando las perspectivas de las economías periféricas, el riesgo al descalabro sigue latente. La debacle griega, con perspectiva incierta sobre su alcance en la zona del euro, es una muestra de la debilidad con que se asienta la supuesta recuperación mundial. También es un interrogante sobre cuál puede ser el desenlace social en países desarrollados con tasas de desempleo del 10 (Estados Unidos) al 20 por ciento (España). Un ejemplo de esa inestabilidad que impacta a nivel local se encuentra en la demora de la operación de canje de bonos de holdouts. El clima conflictivo en el ambiente político agregó incertidumbre a esa transacción, pero el contexto financiero internacional sumó su cuota relevante. La crisis global afectó a la economía local, cuyos costos pudieron ser amortiguados por una oportuna política de expansión monetaria y del gasto público. Pero eso no significa que ahora, en la recuperación del ciclo de crecimiento, hayan desaparecido las secuelas de esa crisis. Más bien quedan expuestas por los esfuerzos realizados el año pasado para disminuir los costos sociales y económicos, y se extienden a éste por las restricciones emergentes. Comprender ese escenario permite abordar con más rigurosidad la tensión política, y ahora también judicial, generada por la utilización de una pequeña porción de las reservas para pagar deuda en dólares. La clave principal para entender esta disputa no es por las reservas en sí o por la “independencia” del Banco Central, sino que esa puja es la manifestación de la tensión generada por la política fiscal.



El superávit de las cuentas públicas ha sido uno de los pilares del esquema económico de la administración kirchnerista. Junto al superávit comercial constituyó la base para enfrentar los límites que arrastraba por décadas la política económica en la Argentina. Hoy, el superávit fiscal ha enflaquecido por la política expansiva para protegerse de los embates de la crisis internacional. Ese camino se transitó con menores recursos por una economía en fase recesiva acompañada por una extraordinaria sequía. Menos ingresos con más gasto público, afortunada estrategia para evitar mayores costos sociales, derivaron en una pérdida del superávit fiscal. Ese excedente, que alcanzó casi los 3,0 puntos del PIB en 2008, se redujo hasta un déficit del 0,4 en 2009, según estimaciones privadas. Con ese saldo negativo, el 2010 empieza con recuperación del nivel de actividad y una muy favorable perspectiva de la cosecha agraria, pero enfrenta la restricción fiscal de arrastre por la evaporación del superávit. Las cuentas fiscales quedaron bajo presión con perspectivas de recomposición debido al aumento de la recaudación tributaria por crecimiento económico y más ingresos por retenciones por una expectativa de cosecha muy buena. En ese trayecto se requiere de un puente de financiamiento, siendo las reservas la opción más barata y conveniente en términos financieros.



La utilización de reservas para pagar vencimientos de deuda liberaría recursos para mantener el actual nivel del gasto público. La apelación a las reservas está motivada en que las fuentes alternativas utilizadas el año pasado se han agotado u ofrecen límites para su expansión. El superávit fiscal de 2009 informado por el Gobierno, de 1,5 por ciento del PIB, incluyó el ingreso del equivalente en pesos de unos 2500 millones de dólares de la transferencia de DEG que hizo el FMI a todos sus países miembros por la ampliación de capital del organismo. También el BCRA transfirió sus utilidades al Tesoro, así como fondos en concepto de Adelantos Transitorios. En este año, sólo están disponibles algunas de esas fuentes de financiamiento, pero en forma más acotada, como los Adelantos, intereses de la cartera de la Anses y el crédito del Banco Nación. Entonces se busca ampliarlas con la liberación de fondos, que implicaría usar reservas para pagar deuda. Son unos 6500 millones de dólares, 13,5 por ciento del stock de las reservas, monto poco significativo cuando se observa el total de activos externos en poder del Banco Central. Además, con un horizonte de superávit comercial que apunta a duplicar esa suma en este año. Incluso analistas de la city que no comulgan con el oficialismo consideran adecuada esa estrategia. Sostienen que la estrategia de desendeudarse con reservas para evitar refinanciarse a tasas superiores al 13 por ciento anual es racional en lo financiero, aunque cuestionan su instrumentación. Esta línea la expone Ramiro Castiñeira, de la consultora Econométrica, en un interesante paper “La situación fiscal y el pago de la deuda con o sin Fondo del Desendeudamiento”.



En perspectiva, la actual tensión fiscal es herencia cultural de los desequilibrios de las décadas del ’80 y ’90. La magnitud del actual déficit fiscal primario, excluyendo los anabólicos (DEG, ganancias del BCRA), es poco significativa. Pero la hegemonía del discurso de la ortodoxia, que se extendió al sentido común de la sociedad, incluso a ciertos sectores del centroizquierda, establece rígidos márgenes a la política fiscal. El comportamiento de la mayoría de los países ante la crisis global fue una extraordinaria expansión fiscal, precipitando déficit fabulosos. Ese camino pareciera que estuviera vedado en Argentina por el antecedente de los ’80, años en los cuales el déficit fiscal creciente fue monetizado, que en un contexto de fuga de capitales y repudio a la moneda doméstica concluyó en hiperinflación. En los ’90, el desequilibrio fiscal fue financiado con más deuda y liquidación de activos públicos con las privatizaciones. Esto derivó en un fuerte aumento de la deuda, hasta niveles insostenibles, que derivó en el default. Esa cesación de pagos cerró el acceso al mercado voluntario de crédito, clausura que perdura aún hoy.



Dos vías de financiamiento tradicional para cualquier economía han quedado así vedadas. Sin margen para emitir para financiar un déficit fiscal, aunque sean insignificantes, como hace gran parte de las economías en el mundo, por el miedo a un desborde inflacionario (década del ’80). Sin posibilidad de colocar deuda en el mercado para cubrir vencimientos o financiar desequilibrios de las cuentas (década del ’90) por el castigo que todavía se padece por la declaración del más grande default de la historia y la más audaz quita de capital en su refinanciación. Aquí aparece la relevancia el superávit fiscal, variable clave de sustentación económica y política del kirchnerismo. Ese excedente permitió asegurar el pago de la deuda con independencia del humor de los mercados financieros. Los superávit gemelos (fiscal y comercial) aseguraron un marco sólido para hacer frente a los vencimientos externos: el Gobierno disponía de los pesos del saldo fiscal para comprar los dólares (en el mercado o al Banco Central) provenientes del intercambio comercial, y con ellos pagar la deuda. Como en 2009 la opción elegida fue consumir ese superávit en la fase recesiva para evitar un retroceso más intenso del nivel de actividad y los consiguientes costos sociales, este año se presenta complejo en el frente fiscal. No así en el comercial, que continúa siendo un pilar básico de la política económica al asegurar un flujo constante de dólares a la economía.



Para eludir el ajuste de las cuentas fiscales, el gobierno de Cristina Fernández propuso la utilización de una pequeña porción de las reservas, aunque por una vía que no consideró la actual realidad política del Congreso. Además, la ausencia en la argumentación de la existencia de la crisis internacional, la oportuna respuesta para enfrentarla y su impacto en el frente fiscal debilitó la comprensión de una medida que desafía la ortodoxia de las finanzas y que permite ampliar la autonomía restringida de la política económica.