lunes, 12 de diciembre de 2011

Literatura política y zapatos de goma


"En concreto, todos coincidieron en que generación de trabajo, industrialización, consumo interno, desarrollo tecnológico y derechos humanos serán los ejes del período inaugurado este 10 de diciembre. También se destacó “la emoción” en el tono discursivo y la importante presencia de la juventud, tanto en las palabras de la Presidenta como en las gradas del Congreso, en las calles y las plazas y en roles creciente de protagonismo político".


Esta es la cabeza de una nota de Nicolás Lantos en Página/12. Hay un parte de esta nota que refleja una constante en los discursos kirchneristas: en medio de la descripción taxativa de los ejes o desafíos del próximo período de gobierno, siempre hay una mención casi poética para la presencia de la Juventud en tanto sujeto masivo, como un emergente genético de este modelo político.


Ahora bien: hasta acá, nunca escuché la descripción de una agenda de la Juventud, los desafíos propios de un sujeto consolidado, con expresiones colectivas muy organizadas que poseen espacios de poder. 


Entiendo, asimismo, que este sujeto (la juventud) recién ahora va a entrar de lleno en un período en el que deberá expresar, de una buena vez, una impronta política que no se reduzca sólo a ser aguante y color en los cuadros secundarios de las páginas de los diarios.


La fuerza creativa, la capacidad técnica-política y las agallas deberían ser redireccionadas hacia la construcción de territorialidad y la constitución de espacios de poder propios (no sólo administrar correctamente los lugares de poder consolidados que la conducción nos ofrece). Crear espacios de poder propios es extender los límites del kirchnerismo, es profundizar el modelo, es hacer carne en "la gente" este proyecto que inicia su tercer ciclo. 


Esta claro que la voluntad del Kirchnerismo está puesta en ese sentido. La Cámpora en tanto expresión colectiva es uno de los ejemplos válidos que reaseguran esa intención. 


El desafío es enorme.


Si no lo encaramos como debemos, vamos a seguir siendo parte de la literatura política de un tiempo histórico. Y la onda es, en realidad, ser sujetos políticos de peso dentro del modelo más transformador que la historia moderna recuerde.

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