Alfredo Scoccimarro, vocero presidencial, acaba de dar el
parte médico que ofrece el alta a la Presidenta y que confirma, al mismo
tiempo, que el equipo médico no encontró celulas cancerígenas.
Abajo de esa especie de escenario armado para comunicar con
eficiencia y exactitud los partes, hay cientos de jóvenes, representantes de
diversas agrupaciones: La Cámpora, la JP, Movimiento Evita, Descamisados,
Kolina y las firmas siguen.
Estallan, entonces, los militantes después de las buenas
noticias. Como salieris de la banda platense Estelares, porque el tempo y la
melodía es de la canción Ella Dijo, pero con la letra de este tiempo histórico
y con el sentimiento y la identidad del campo nacional-popular.
Allí se condensa mucho de lo que los medios hegemónicos y
los poderes reales no entienden y no tienen idea de cómo combatir: mientras
esos cientos de militantes cantan pletóricos de alegría en la puerta de la
clínica, cientos de miles a lo largo y ancho del país, mirando esas imágenes
por TV, cantan en sus casas con los dedos en V, con esa sensación en el
estómago que es mezcla de emoción, orgullo, satisfacción y sentido de
pertenencia.
A pesar de la heterogeneidad, todos esos jóvenes tienen la
certeza fulminante de pertenecer a un proyecto que los interpela, conducido por
un cuadro político excepcional que los sintetiza.
Y lo peor, para aquellos que pretenden vender a esos jóvenes
como meros militantes rentados ávidos de espacios de poder para calzarse el
traje y la blackberry: además de convicción, el común denominador de esos
cientos de miles de jóvenes de toda el país es la formación política, técnica,
militante y en la gestión. Ese es el principal legado histórico que el
Kirchnerismo ofrece a la Patria.
¿Pensarán, los opositores cerriles del campo político,
comunicacional, intelectual, empresario etc, seguir dando lo batalla cultural
desde esos escudos medievales que son los eufemismos "periodismo
independiente" (que en realidad es "brazo comunicacional de los
poderes reales"), "mercados" (statu quo conservador),
"seguridad jurírica" (entramado de negociados propios),
"libertad de expresión" (Clarin y sus 250 medios),
"República" (la política como gerente de intereses sectoriales,
"el campo" (cámara patronales de los agronegocios u oligarquía
diversificada). Y "Poder", claro: el poder, para "ellos",
siempre es malo y es representado por el Gobierno o el Estado. Nunca jamás el
"Poder" será la concentración feudal de la tierra, o la estructura
judicial y el paradigma financiero diseñado por la dictadura y controlado de
manera dinástica por un puñado de tipos, la monopolización de las 3 o 4
variables institucionales básicas entre ellos los partidos políticos que
supieron poner de rodillas a sus servicios, con la inestible colaboración de
los propios dirigentes, por supuesto.
Los paradigmas cambian. O, mejor dicho, son transformados en
momentos históricos donde las sociedades son guiadas por personas
excepcionales.
El 54% de octubre es una señal de la conciencia histórica de los
argentinos.
Y Cristina es una de esas personas excepcionales. Y está de alta.
Para conducir lo que viene.
Salud!
2 comentarios:
Excelente nota. Es interesante como el cambio cultural esta representado no ya por un 54% que voto a la Presi sino en realidad un 70% de argentinos que optaron por un discurso positivo.
como dice la diputada StolBizer ,qué poco serio es decir que tenía cáncer y no tenerlo..QUÉ ASCO!!!
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