viernes, 19 de agosto de 2011

Bruera: macrismo solapado y cambio de estrategia


Las PASO dejaron herido a Pablo Bruera: su campaña duranbarbista y desapegada de la figura de CFK no dio resultados pues apenas alcanzó el 30% de los votos. Por eso, ahora la estrategia será pegarse a la imagen de la Presidenta, que obtuvo entre 10 y 12 puntos más que "Pablo" en La Plata. ¿Cómo afectan las idas y vueltas del Intendente en el electorado? ¿Por qué muchos platenses que optaron por CFK no lo eligieron? El Kirchnerismo platense apunta a dar pelea seria por la intendencia en octubre.

Luego de una decepcionante performance en las elecciones primarias, Pablo Bruera cambiará su estrategia electoral: pasará del vecinalismo macrista con que inundó la ciudad de cara a las PASO, a pegar su imagen a la de CFK.
La decisión está inscripta en la tradición camaleónica del dirigente vecinalista, y también es producto de la necesidad: luego de augurar que obtendría más del 55% de los votos en las PASO, apenas arañó un 30% y, con ese número, caería su ambición de posicionarse como un referente provincial.


GLOBOS DE COLORES. Durante la campaña que desembocó en las elecciones primarias del pasado domingo, que finalizaron con un aplastante triunfo de Cristina Fernández de Kirchner a nivel nacional, y con una escasa cosecha de Bruera en La Plata (distrito en el que CFK consiguió entre 10 y 12 puntos más que el Intendente vecinalista), el jefe comunal platense asentó su campaña sobre su figura, en una estética "duranbarbista" y sobre un mensaje demasiado ligado al macrismo.


El principal sujeto de esa campaña fue "Pablo". A secas, escrito con letras de colores y acompañado por globitos. Ninguna foto de CFK, ninguna referencia al proyecto Nacional. Todo eso tamizado por un discurso lavado, despolitizado, en clave vecinalista.


La campaña bruerista estuvo en línea con lo planteado por el discurso de los medios hegemónicos en el último mes y medio antes de las PASO, cuando una serie de éxitos locales de opositores a la Presidenta (Macri en CABA dos veces, Binner y Del Sel en Santa Fe, De la Sota en Córdoba -aquí con matices-) fueron desentramados como una irrefutable tendencia que encontraría en las primarias el cenit del "hundimiento" K (ver la tapa de Clarín luego de la segunda vuelta en CABA).


Así las cosas, "Pablo" decidió tomar el rumbo massmediático que marcó Clarín y que todos los opositores al modelo Kirchnerista asumieron como propio. La paradoja es que Bruera es parte del Frente para la Victoria y, en los últimos meses, había realizado todas las maniobras y lobby's posibles para obtener la boleta oficial y así conseguir los beneficios de ser el (supuesto) candidato de CFK. Finalmente consiguió la boleta, pero el rumbo de su campaña tomó un sesgo macrista, por así decirlo: muchos globos, mucho color para acompañar la imagen de "Pablo", con un slogan que no deja dudas de esa tendencia duranbarbista: "Si el cambio te gustó, avancemos juntos". Muy parecido al "Juntos venimos bien" con que Macri arrasó en la CABA.


(FALSAS) PERTENENCIAS Y GESTIÓN. Bruera no se asentó sobre su pretendida pertenencia a un proyecto Nacional que lleva casi 8 años (¿cambio?) de inclusión, crecimiento, desarrollo; no se inscribió dentro de ninguna tradición partidaria, no utilizó la figura de Cristina ni siquiera para aumentar su caudal de votos (ni hablar de sumar voluntades para solidificar el proyecto Nacional). En definitiva, la campaña de Bruera fue una mala copia de la desarrollada por el equipo de Macri en Capital Federal. Algo similar sucede con la gestión en la ciudad de la diagonales. La finalidad ulterior fue agigantar la dimensión de Bruera como taita en su distrito y, al mismo tiempo, instalarlo como un dirigente con proyección provincial de cara a 2015. Pretendieron ser más fuertes que CFK en La Plata.


Pero esa pretensión desmesurada basada en una lectura política miope, sustentada por la avidez de acrecentar un poder personal alejado de cualquier proyecto político superador, se dio de bruces contra la realidad. Una vez más, el oportunismo político de Bruera lo deja en off side aunque, esta vez, las heridas para su proyecto autonomista podrían ser lascerantes. Y no solamente de cara al microclima que se respira en el mundillo político, sino frente a la sociedad.


El ocultamiento de Néstor Kirchner y la jugada a dos puntas (repartiendo boletas cortadas que sólo aseguraban la sección bruerista) en las elecciones legislativas de 2009 produjo una ruptura sin retorno con la militancia kirchnerista de la ciudad, y una tensión extrema con la dirigencia nacional. Ecuación que se reforzó en la segunda mitad de 2009 y durante 2010, cuando Bruera recorrió la provincia certificando la muerte política del Kirchnerismo, y lanzando una corriente interna para disputar la gobernación. Luego del fallecimiento de Kirchner, y a la luz del notable crecimiento de CFK en la intención de voto, el Jefe comunal intentó un descarado y desesperado intento por volver a pegar su nombre al de la Presidenta. En pos de cumplir ese plan, no dudó en poner a disposición los fondos que fueran necesarios para desplegar una campaña en la vía pública y en los medios, en detrimento de la urgencia de los barrios de la capital provincial, que claman por la presencia del ejecutivo municipal para solucionar problemáticas complejas.


Aquel cúmulo de tensiones repercutió, básicamente, hacia adentro del espectro político. Sin embargo, algo de todo aquello se filtró en la sociedad a pesar del blindaje mediático que Bruera disfruta. A esa coyuntura, debe sumarse una gestión con demasiados grises que empiezan a ser percibidos como cuentas pendientes por el conjunto de la sociedad platense. La falta de respuestas en temas sensibles como la seguridad, el orden vial, el transporte público, los servicios públicos deficientes sobre todo en la periferia, la falta de definición de un perfil de ciudad adecuado a las demandas de una ciudadanía con un nivel de exigencia altísimo, la ausencia de respuestas ante situaciones extremas como la muerte de dos jóvenes (una mujer en un derrumbe en el centro, otro chico en un recital en el autódromo), la controversia que generó la sanción y posterior supensión por parte del Superior Tribunal provincial de un Código de Ordenamiento Urbano que parece más cercano a las necesidades de los dueños del capital concentrado de la ciudad, que a los requisitos de un desarrollo sustentable para el conjunto de la sociedad platense.


Aquella sensación obtuvo una corroboración fáctica el domingo pasado: Bruera estuvo entre 10 y 12 puntos por debajo de los guarismo que la Presidenta consiguió en la capital provincial. La gestión deficitaria comienza a traducirse en una mengua del caudal propio. Quedó claro que la gran electora en La Plata es Cristina, y que muchos de los que eligieron a la Jefa de Estado prefirieron otra opción municipal (aproximadamente unos 60 mil votos). Hay un dato extra a tener en cuenta: un buen porcentaje (aquí, el ojímetro) de los que votaron por Bruera seguramente lo hicieron desconociendo la oferta electoral completa dentro del arco Kirchnerista platense. Esta impresión encuentra ratificación a través de una conocida anécdota que suscedió en la redacción de Clarín hace algunos años: al filo del cierre, llegó un cable que anunciaba el fallecimiento de un dirigente. Cómo a esa altura resultaba dificultoso parar las rotativas para incluir un pequeño obituario, la respuesta del jefe de cierre fue tajante: "Dejémoslo vivir un día más. Si no sale en Clarín, la muerte (o la vida) no existe".


Aquella hiperbole sirve para retratar el blindaje mediático del que disfruta Bruera en La Plata. El multimedio de la ciudad hace su trabajo fino para ocultar las principales amenazas electorales, sobre todo al senador Guido Carlotto que, con el presupuesto más bajo de todos los candidatos a intendente que se presentaron en las Primarias, obtuvo cerca de 30 mil votos sin aparecer en los medios más importantes, que son propiedad del grupo multimedio.


En definitiva, la campaña macrista de Bruera le provocó un gran dolor de cabeza: mientras Macri aobtuvo más del 60% de las voluntades en CABA, Bruera padece con un raquítico 33% en La Plata. Evidentemente, el electorado platense divisó mejores opciones dentro del Kirchnerismo. Ahora, Bruera se pegará a la figura de CFK porque ve que su reelección tambalea. De cara a octubre, ya con los candidatos oficiales y en medio de una campaña con más volúmen, desde el Kirchnerismo platense aseguran que es posible dar pelea por la intendencia ya que el voto K de la capital provincial no le pertenece a Bruera (al contrario, dicen que el universo de votantes "sueltos" de Bruera parece tener un alto componente de vecinalismo, lo que deja un espectro muy importante por colonizar) y la Primaria sirvió para demostrarlo taxativamente.

2 comentarios:

Lucho dijo...

Cómo puede ser que el FVP no tenga un referente màs presentable que esta rata????

PANCHO dijo...

BRUERA IGUAL A SCIOLI,IGUAL MASSA,IGUAL A URTUBEY, BASTA DE ESTOS TIPOS!!