DE LEY DE MEDIOS, CHUPAPIJISMOS Y PARADIGMAS RANCIOS

ADVERTENCIA: ESTE POSTEO ESTÁ ESCRITO DESDE EL ENOJO, LA FRUSTRACIÓN Y, ESENCIALMENTE, DESDE LA PASIÓN. TODO BIEN ANTIPERIODÍSTICO, SEGÚN LAS CATEGORÍAS DE ANÁLISIS ACADEMICISTAS Y DESDE LOS POSTULADOS DE LAS CORPORACIONES PERIODISTICAS.

ADVERTENCIA 2: ESTE POSTEO NO REPRESENTA LA OPINIÓN DEL COLECTIVO LA OTRA CARA DEL PATACÓN, SINO LA DEL AUTOR DE ESTA NOTA.

Por Gonzalo Santos

Todo muy rico muchachos, pero a pesar de la resolución de la Corte Suprema que revocó el escandaloso (Pinus dixit) esto va pa' largo. Y no sólo por los artilugios legales (de paso: la ley sigue suspendida) que maquinalmente interpondrán desde las corporaciones hegemónicas (en connivencia con los resortes procesistas que abundan en la "Justicia") sino, y esencialmente, debido a las estructuras macro

La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (LSCAV) no es una solución en sí misma y esto es fácilmente comprobable en la situación de la ley hasta el momento, trabada y suspendida por la capacidad coercitiva de uno de los poderes reales. Esto, la esfera de la legislación comunicacional balcanizada no es una novedad y será una iconografía reiterada.

Paralelo a aquello va otra cuestión estructural, pero de estructuras simbólicas; de cuestiones internalizadas en lo profundo de cada uno de nosotros que influyen de forma decisiva en lo cotidiano, en la toma de decisiones, en la forma en que categorizamos la cosa pública (orientada por las construcciones mediatizadas), en como desentramamos nuestra identidad en relación a los otros. Una cuestión de voluntad y de las lógicas que hacen girar el mundo. Todo eso. Un quilombo.

Una ilustración coloquial:
(llamado número 15 al mismo destino con igual resultado)
...
- Lo que pasa que el MINISTRO no está habando con las radios del interior
- Ah
- Pero si querés dejame tu número de teléfono que te tenemos en cuenta bla ba bla

(llamada número 38 a otro destino reiterado y, off course, resultados calcados)
...
- Te comento, sobre ese tema no estamos haciendo declaraciones porque...
- Se se..
- Pero bue...dejame tu teléfono bla bla bla

La cagada de esas mentiras es lo flagrante del desprecio por la inteligencia humana: ojo, la básica; aquella que nos permite discernir lo obvio y lo pelotudo de argumentaciones medianamente racionales.
El ejercicio del periodismo cotidiano es lo suficientemente denigratorio per se para una buena parte de los colegas (no es mi caso, lo aclaro. Mi trabajo formal es cómodo y relativamente bien remunerado. No me quejo. Me quejaba hace algunos años, y laburaba para intentar cambiarlo, cuando comer 3 veces por días era una novedad) como para soportar los clichés básicos de los prenseros. Muchachos: no pelotudeen a los colegas porque ya conocen los berretines; no sean voceros fundamentalistas de la idiotez, porque esa labor es fugaz. Mejor, ir al grano: el MINISTRO no va a salir en esa radio porque no la conoce nadie, o porque no se le cantan los huevos o lo que sea. Igualmente, el prensero es un colega que labura mucho, a destajo y muchos están atrapados en esos nichos opresores. Otros están cómodos. Pero ellos no son objetos de esta diatriba. En absoluto.

El tema es la lógica comunicacional de aquellos que influyen en la vida pública. Si todos acordamos en que la LSCAV viene a democratizar el acceso, la producción y la distribución de la opinión y la información, y que a la vez llega para derrotar paradigmas culturales y comunicacionales hegemónicos, también deberíamos asumir las implicancias de vivir sin un monopolio: esto es, esencialmente, desconfigurar la mentalidad unidimensionalidad, esa que descifra la vida pública desde los parámetros clarinezcos.

Esto, supongo, es un trabajo de largo plazo: el trabajo de orfebrería que realizó durante más de 25 años la industria cultural neoliberal no podrá desbaratarse de un plumazo, al igual que la estructura que sostuvo ese andamiaje. Pero debemos empezar y algunos tienen más responsabilidad.

Digo, la ingenuidad y la inocencia no son partes de esta nota sanguínea: la tierra gira sobre su propio eje y el mundo comunicacional gira en torno a Clarín: es así porque debe ser así y lo seguirá siendo por un buen tiempo. Las corporaciones están umbilicadas a intereses económicos que no sólo son los intereses de las corporaciones; el flujo de información tiene un cauce y sabemos que está contextualizado por la puja de intereses, por la relaciones de fuerza, por dinero. Kirchner le renovó la licencia a Cablevisión antes de finalizar su mandato y la intención del pingüino jamás fue romper con Clarín. Hasta que tuvo que hacerlo.

Yo mismo trabajo en un holding periodístico. Pasa que ya es tiempo de que las lógicas corporativas comunicacionales no estén en sintonía con las necesidades comunicacionales de los actores relevantes de la esfera pública (sobre todo los dirigentes políticos): está bien, hay que ir a TN y Canal Trece, salir en Clarín, figurar en C5N, charlar con La Nación, darle exclusivas a Miradas y Página, farabutear por la 10, vomitar consignas por Radio Nacional etc etc etc.

Pero da un poco de asco el ninguneo, cuando un ministro de peso aunque ramplón va a TN y Zloto y Tenembaum le pegan un par de cachetazos con una facilidad pasmosa. Da asquito, y algo de satisfacción que se coma un bailecito (aunque desde á través de la tele puteo y desafío a duelo a los jetones de TN), porque para llegar al mismo ministro nosotros tuvimos que comernos las gambetas más berretas durante 3 meses. Y la cuestión no es que nosotros le íbamos a tirar centros y le íbamos a dorar la píldora al ministro. No señor. La onda es el desprecio a la formas de comunicación no ligadas a sistemas tradicionales.

Porque la LSCAV, al margen de la constitución de algunos holdings amigos que van a concentrar una buena parte del nuevo espectro, supongo que también va a abrir espacios para formas menos espectaculares aunque no menos importantes para la construcción de un sistema cultural diferente, más amplio, más plural, más inclusivo. Se supone. Y también supongo que esos nuevos espacios deben tener fuerza renovadora propia y, para eso, se necesita que esto no quede en una puesta en escena representacional.

Para eso es preciso derribar la lógica corporativa que habita o que está enquistada bien profundo en nosotros: los dirigentes, mayormente, privilegian aquello y nosotros lo convalidamos. Es preciso, a pesar de la necesidad -que de tan obvia resulta estúpido aclararla- de replicar en los grandes medios, que los nuevos espacios ganen en calidad. Eso no sólo se logra a partir de las aptitudes y de las posibilidades técnicas y tecnológicas particulares, sino también de la colaboración de los dirigentes (vale aclarar: la legislación es un paso gigantesco logrado en buena parte por los dirigentes): Mariotto, además de pasearse por Canal 7 y por el Noble Grupo, tiene la obligación ética de salir por todas las radios comunitarias y pequeñas que pueda durante esta semana. Es su obligación.

Porque esto lo pensaba hoy, cuando veía la alegría, las ganas y el empuje de la juventud debido a la resolución de la Corte Suprema. Y pensaba en este dilema. Y pensaba en el valor que tienen las bases en la ley de medios: la recuperación paulatina del espacio público tuvo en el aguante a la ley de medios un hito iniciático. De allí a la construcción o profundización de formas alternativas de comunicación no hubo pasos porque fue un solo movimiento. Eso, y la destrucción de la espiral del silencio es un logro de los que hicimos el aguante a la LSCAV en la calle, a los que se sumaron a iniciativas de comunicación paralela (blog, radios, face), a los que dimos las batallas culturales en las reuniones familiares, en el laburo, en la facu; a los que salíamos a repartir panfletos de Cristina y nos comíamos todas las puteadas; a los que nos cagamos a piñas en defensa de un modelo que, todavía, no nos incluye de la forma que debería hacerlo.

Por eso molesta el sometimiento a las burocracias banales: sería un gil si no reconociera que la burocracia es uno de los mecanismos que sostiene las estructuras que movilizan la vida. Pero sería un forro si no le hago una crítica sanguínea y poco racional en este espacio.

Por eso molesta el chupapijismo al que hay que adecuarse. El chupapijismo que es marca registrada de la burocracia. El chupapijismo de dorar la píldora 2 meses para conseguir una entrevista telefónica de 5 minutos. Lo seguiré haciendo, no sin reprocharlo. Porque está bueno que los dirigentes se expongan a los zócalos tergiversadores de TN. Deben hacerlo. Pero estaría bueno que, con más asiduidad, se expongan a los interrogatorios inquisidores de programas como el nuestro. Sí, esta bien: FM Difusión no le interesa a nadie...salvo a los 100 mil tipos y tipas que viven en Berisso y que escuchan, mayormente, esa radio. Digo, capaz en Berisso algunos vecinos quieren escuchar de primera mano a Aníbal, o a Boudou o a Randazzo o a cualquier dirigente nacional sin los subtítulos de TN ni con la malformación genética que realiza Clarín.

Realmente estamos preparados para sobrevivir sin un monopolio comunicacional? ¿Queremos hacerlo? ¿Quieren hacerlo los que tienen más responsabilidades, los que cortan el bacalao? Yo digo que sí, pero hay que laburar demasiado. Eso está bueno.

La ley de medios es de todos los que aportamos, desde diversos lugares, para que sea una realidad. Sigamos rompiendo las bolas. Sigamos construyendo desde la comunicación y la cultura un lugar mejor. Y, si es necesario, mostrémosle el camino a los que dirigen. Una vez más.