miércoles, 16 de junio de 2010

EL DIA QUE COMENZÓ LA DECADENCIA

(PUBLICADO EN ETERNABUENOSAIRES.COM)

El día que bombardearon Buenos Aires
Por Rodolfo Vega

Buenos Aires es una ciudad por lo general tranquila y pacífica, que no fue testigo de ninguna guerra. Pero un día, el 16 de junio de 1955, los porteños vivieron su único bombardeo durante el siglo XX, un ataque que dejó más de 300 muertos y cientos de heridos.


Para entender este suceso tan particular hay que remontarse en la historia. Desde 1946 gobernaba el país Juan Domingo Perón, que en sus últimos años tenía como oposición a sectores de las fuerzas armadas, de las clases medias y altas, y de la iglesia católica. En 1951 su gobierno sufrió un intento de golpe de Estado militar, y en los meses previos había entrado en conflicto con las cúpulas eclesiásticas.

El enfrentamiento con la Iglesia provocó que la tradicional procesión de Corpus Christi se transformara, el 11 de junio de 1955, en un acto político que movilizó a más de 250.000 opositores. La tensión fue en aumento: choques entre militantes políticos, sospechosas quemas de banderas, expulsión del país de sacerdotes impulsada por el gobierno. Mientras tanto, comenzaron las conspiraciones en sectores antiperonistas de las Fuerzas Armadas, que trazaron un plan para derrocar a Perón.


A las 12.40 del 16 de junio de 1955, una escuadrilla de 34 aviones comandada por el Capitán Noriega arrojó la primera bomba sobre la Casa Rosada. Su objetivo: bombardear cualquier edificio en el que pudiera encontrarse el Presidente. Más de nueve toneladas de explosivos cayeron sobre la Plaza de Mayo, la avenida Paseo Colón, el Congreso de la Nación, la Avenida de Mayo y la residencia presidencial (entonces ubicada donde hoy se encuentra la Biblioteca Nacional, en el barrio de Recoleta).

Al comenzar el ataque, Perón se refugió en el sótano del Ministerio de Guerra junto a su ministro de Guerra, Franklin Lucero, y lograron resistir el bombardeo. Pero quienes estaban en la zona céntrica porteña ese mediodía no corrieron la misma suerte: las bombas cayeron indiscriminadamente sobre civiles que caminaban por la plaza o que viajaban en trolebus. Los testimonios de quienes sobrevivieron al ataque son desgarradores. Nunca se conoció la lista completa de víctimas, pero se calcula que superaron los 300 muertos y cientos de heridos.

Desde el bunker del Ministerio de Guerra, el Presidente ordenó la contraofensiva. Hubo varios enfrentamientos entre sectores del Ejército y la Marina; incluso tuvo lugar una breve batalla aérea cuando un grupo de aviadores leales atacaron a la escuadrilla que bombardeaba la ciudad. También ocurrieron tiroteos entre civiles oficialistas y opositores.

Por la tarde, tras algunas horas de combate, las fuerzas oficiales neutralizaron a los sublevados. Los aviadores -entre ellos estaba Osvaldo Cacciatore, quien sería intendente de Buenos Aires durante la última dictadura, entre 1976 y 1982- cruzaron el Río de la Plata y pidieron asilo político en Urugual, al igual que varios conspiradores. A las 17.15, Perón emitió un comunicado radial anunciando que la situación estaba “totalmente dominada”.

El bombardeo terminó allí, pero sus consecuencias fueron amplias. Ese mismo día, civiles afines al gobierno incendiaron varias iglesias en Buenos Aires y otras ciudades. La tensión política tras el ataque aumentó y derivó en el derrocamiento definitivo de Perón tres meses después, el 16 de septiembre de 1955.

El suceso también quedaría inmortalizado varios años después, en medio de la Guerra de Malvinas de 1982, cuando Charly García compuso su celebre tema No bombardeen Buenos Aires.

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