Son repudiable las formas en la expresión de
Brufau (el español presidente de Repsol). Al margen del fondo de lo que plantea
que, por otra parte, es entendible: un empresario europeo que en un país
"periférico" tenía dominio absoluto para expoliar los recursos
naturales de ese país y, así, girar dividendos espectaculares hacia Europa, sin
invertir acá.
Pero, de repente, se pegó un palo terrible contra una Estadista
que defiende la soberanía de su país. Pero este señor, subido a esa soberbia
imperial típica que explicita decadencia y añoranza de la Modernidad , parece
referirse al Estado argentino como un paraje semi-colonial al que la
tilinguería Real se va a llevar puesto.
Brufau, este país no es más ese gran supermercado que en 1989 las
empresas de la Coronita
española desvalijaron, metiendo en el changuito todas las empresas que se le
ocurrían por dos monedas. Ahora, loco, nos paramos de manos. Gracias a la valentía de Cristina Fernàndez de Kirchner.
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