(EXTRACTO DE UNA NOTA QUE ESCRIBIMOS PARA LA CARACÚ #3 QUE SALE A LA CALLE EN BREVE)
Este
momento histórico de la juventud tiene un antecedente similar en la democracia
moderna: la primavera alfonsinista. La Coordinadora (la juventud radical que conducía la Franja Morada en las
Universidades: declamaban defender un programa de liberación nacional de
centro-izquierda) trabajaba y militaba hacía un tiempo largo con Raúl Alfonsín
y, en la campaña de 1983, cumplió un papel importante.
Luego del gran triunfo
que obtuvieron ese año, muchos de los más destacados jóvenes de La Coordinadora
obtuvieron lugares de peso en el Gobierno (Coty Nosiglia, Suárez Lastra y
Moreau, los más destacados). Todos conocemos el final del proceso alfonsinista: no pudieron, no supieron, no quisieron que
derivó en un debilitamiento inexorable del Gobierno toda vez que
sucumbieron ante las demandas de los poderes reales, aún con el impresionante
apoyo popular con el que el radicalismo accedió al poder.
Esos jóvenes que en algún momento levantaron banderas que nosotros reivindicamos, terminaron oxidándose en las estructuras estatales primero, y luego se consumieron entre mil internas en los típicos espacios de entongo radical (Universidad, Comité, Poder Judicial etc). Esos jóvenes fueron los que condujeron a un partido centenario y de tradición nacional y popular hacia un espacio desvencijado y convertido en una herramienta electoral de las corporaciones de derechas.
Esos jóvenes que en algún momento levantaron banderas que nosotros reivindicamos, terminaron oxidándose en las estructuras estatales primero, y luego se consumieron entre mil internas en los típicos espacios de entongo radical (Universidad, Comité, Poder Judicial etc). Esos jóvenes fueron los que condujeron a un partido centenario y de tradición nacional y popular hacia un espacio desvencijado y convertido en una herramienta electoral de las corporaciones de derechas.
La foto final
de lo que fueron los jóvenes radicales en el poder sucedió hace poquitos días,
en la Convención Nacional
de la UCR : lo que
debía ser un debate para la “modernización del partido” terminó en un duelo
típico de barrabravas a los gritos, empujones, sillazos, tortazos (en serio,
tortas) en el que los bandos se imputaban las derrotas (el 2% del 2003, la
alianza con la derecha de este año que los dejó “en pelotas”) y la autoría de
la debacle del partido. Mientras los viejos “debatían”, los jóvenes estaban allá
lejos, encerrados detrás de las vallas, enardecidos como si fueron grupos de
choque.
Nuestra
vara está mucho más alta que no repetir esa experiencia. Sin embargo, es una
buena pintura para observar cuales son las consecuencias de revolear las convicciones
en las puertas de acceso al poder y jugar a la polítiquería. Pero claro,
nosotros somos peronistas y tenemos una conductora de la hostia.
A los gritos,
seguro. Pero de lo otro, olvidate. Nunca Menos.
2 comentarios:
Muy buena.
Perdón por la critica pero creo que justamente esta nota esta echa en base a lo que circulo en los medios de comunicación y no con lo que paso en realidad, cosa que me extraña. Primero debo decir que la foto que se ve donde están los jóvenes de la cantera no es mas que un modo de ejercer preció por parte de una linea interna, la cantera es la misma que en la convención de avellaneda dio su apoyo a alianza con Francisco de Narvaez y el partido Unión Celeste y Blanca.
La verdadera juventud que se manifestó siempre en contra del acuerdo fue la Jr En Lucha (agrupación platense, para ser mas especifico la que llevo la bandera del nunca más) que el 10 julio demostró su disconformidad, como también lo hizo en esta convención.
Ellos levantan y enarbolan la figuras como la de Karakachoff (parte de una militancia que creía que el modo de combatir a la dictadura no era levantandoce en armas si no a través de la palabra, el derecho y al razón).
Por ultimo quisiera decir con respecto a la breve reseña histórica que se hace la coordinadora que creo que se olvida de mencionar el actuar del Pj en la política, el PJ liderado por el renovador (según propios documentos de la década del 80) Italo Argentino Luder, quien pese a haber sacado el 40% de los votos y tener un amplio respaldo en su campaña murió solo y nadie asistió a su funeral.
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