jueves, 9 de diciembre de 2010

LA JUVENTUD, EL KIRCHNERISMO Y ANIBAL FERNÁNDEZ

Juventud Peronista La Plata FpV


La Juventud es el principal emergente del Kirchnerismo: una franja que no estaba politizada antes del 25 de mayo de 2003 pero que se vio interpelada vigorosamente a partir de la presidencia de Néstor Kirchner, primero, y de Cristina Fernández después. Hoy, el jefe de ministros del Gobierno, Aníbal Fernández, llega a La Plata para ser interpelado por esa Juventud. En el Salón de los Espejos de la UNLP no sólo se expondrá la liturgia analgésica de todo acto político que se precie de tal, sino que aflorará un intercambio entre los jóvenes y el Jefe de Gabinete ricotero. 



Luego de los discursos de rigor, el meeting se abrirá hacia ese sincretismo que expresa el kirchnerismo: uno de los dirigentes que más recelo despierta en el dispositivo hegemónico de medios (por su trabajo a destajo, por su capacidad de confrontación y debate desde argumentos sólidos umbilicados a un modelo político-económico-social que desde hace más de 7 años incluye, iguala, repara o genera derechos, produce crecimiento y desarrollo y representa una perspectiva en la que se articulan diversos sectores centrales de la vida argentina de cara a 2011) en diálogo íntimo con el sujeto político que creció en las entrañas mismas de este modelo (los pibes que pasaron de ver a sus padres desocupados a verlos menos pero dignificados por el trabajo recuperado; los pibes que consiguieron insertarse en el mercado laboral; los que pudieron empezar la facultad y los que se recibieron; los que accedieron a créditos para comprar una vivienda; aquellos que no tenían esperanza y estaban afuera del sistema y que hoy, aún con trabajo informal, son capaces de mantener a su familia sobre la base de un panorama alentador a futuro), que explotó en los últimos meses como una bomba de alegría y compromiso en el espacio público y que, ciertamente, tampoco se salva de los embates del relato mediático opositor.


Aquella es una simbiosis rockera que marcó la altura de este tiempo histórico; la revalorización que el Kirchnerismo hizo de la política caminó hacia la entrega de una herencia, un legado para los jóvenes que vuelven a creer y disponer de la política como herramienta por excelencia para la transformación de la realidad.


Así queda en evidencia la capacidad revulsiva de un proyecto político y uno de sus principales depositarios. El poder duro del Kirchnerismo (lo que se logra a través de medidas económicas de impacto empírico en la gente de a pie: creación de empleo, inclusión, mejoras para jubilados, reestatización de las jubilaciones, Asignación Universal por Hijo, movilidad jubilatoria, paritarias, profundPero el poder blando del Kirchnerismo, la capacidad de interpelar a la sociedad desde la construcción de un relato que descerrajó los paradigmas opresores del neoliberalismo (los festejos del Bicentenario, su concepto revisionista y su estética, fueron la síntesis de una visión estratégica de desarrollo anclado en nuestras raíces y sostenido en la actualidad por medidas trasformadoras o al menos reparadoras como la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, la re-estatización de la jubilaciones, la 125 -victoria pírrica para "ellos"-) fue el factor que unificó y contuvo a esas minorías intensas que comenzaron a florecer luego del voto "no positivo" y el 28-J y que son las bases de este estallido actual que vuelve a convocar mayorías. El poder blando se tradujo en amor. Aún en los peores momentos. Fueron los jóvenes los primeros enamorados del Kirchnerismo para marcar un quiebre fulminante en el relato social que ya no se construye desde el antagonismo entre la sociedad y la política. 
ización del poder adquisitivo fogoneado por la decisión de alimentar el mercado interno) es el que pegó los ladrillos para la construcción de esas mayorías que lo acompañaron en 2005 y 2007. 


Pero el poder blando del Kirchnerismo, la capacidad de interpelar a la sociedad desde la construcción de un relato que descerrajó los paradigmas opresores del neoliberalismo (los festejos del Bicentenario, su concepto revisionista y su estética, fueron la síntesis de una visión estratégica de desarrollo anclado en nuestras raíces y sostenido en la actualidad por medidas trasformadoras o al menos reparadoras como la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, la re-estatización de la jubilaciones, la 125 -victoria pírrica para "ellos"-) fue el factor que unificó y contuvo a esas minorías intensas que comenzaron a florecer luego del voto "no positivo" y el 28-J y que son las bases de este estallido actual que vuelve a convocar mayorías. El poder blando se tradujo en amor. Aún en los peores momentos. Fueron los jóvenes los primeros enamorados del Kirchnerismo para marcar un quiebre fulminante en el relato social que ya no se construye desde el antagonismo entre la sociedad y la política. 


Son los jóvenes uno de los sujetos destacados de este tiempo histórico. Son, en definitiva, el principal custodio del legado de Néstor Kirchner porque fue él quien vio, antes que nadie, los cimientos de este momento cuando le pidió a los líderes de la Juventud que hagan un Luna Park con 20 mil pibes y  pibas y, para fin de este año, otra movilización con 100 mil chicos y chicas. Perplejidad fue lo que sacudió a esos dirigentes. Es que Kirchner había visto lo que nadie hasta ese entonces: la Juventud como sujeto político emergente del Kirchnerismo. Hoy, aquel pedido tiene una relación profunda con la realidad.



"Dejen de ser mis empleados y sean Juventud", pidió una vez Néstor Kirchner. Hoy, en el Salón de los Espejos, la Juventud va a reafirmar su compromiso innegociable y su amor por este proyecto que conduce Cristina, y también a dialogar y pensar(se) su rol y responsabilidades dentro de un modelo del que se siente una parte vital.












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