martes, 21 de diciembre de 2010

EL DRAMA DE LA TIERRA: ASENTAMIENTOS EN LA PLATA

La modificación del territorio a partir de la instalación de asentamientos informales esta fuertemente vinculado a una acelerada urbanización desorganizada y no planificada, provocada por el aumento continúo de migraciones internas y externas de población en búsqueda de oportunidades laborales. El desempleo y la exclusión social, se manifiestan en el crecimiento del sector de la población con niveles básicos insatisfechos, radicados en terrenos periféricos, muchas veces no aptos para asentamientos humanos, con riesgos sanitarios y de salud.


Es recomendable hacer una breve diferenciación entre las “villas miseria” o de “emergencia” y los “asentamientos”.

Las “villas” tienen su origen en la década del treinta del siglo pasado, aunque el fenómeno cobró mayor fuerza a partir de los años cuarenta, en el contexto de fuertes migraciones internas de la Argentina y como consecuencia de la descomposición de las economías rurales del interior del país. Este proceso urbano está ligado a la etapa en que la Argentina comenzó la industrialización sustitutiva de importaciones. Las podríamos definir a las “villas” como ocupaciones irregulares de tierra urbana vacante que producen tramas urbanas muy irregulares. Es decir no son barrios amanzanados, sino organizados a partir de intrincados pasillos, donde por lo general no pueden pasar vehículos. Tienen una alta densidad poblacional y por lo general se encuentran ubicadas muy cerca de los centros de producción y consumo, zonas en donde por lo general escasea la tierra. Obviamente, sus viviendas poseen diferentes grados de precariedad.

En los “asentamientos” sus trazados urbanos tienden a ser regulares y planificados, intentando semejarse al de una cuadrícula. En su inmensa mayoría están ubicados sobre tierra privada. Se trata de terrenos que por lo general eran basurales, pajonales o zonas inundables, por lo que los dueños no tenían un interés o posibilidad en explotarlo económicamente o sufrían restricciones normativas para esto. Inmediatamente a la invasión del terreno se busca mediar con el Estado su “legitimación”, reivindicando la oportunidad de pagarlo y ser propietarios. Debido a que la ocupación de la tierra implica vivir allí, sus viviendas presentan una evolución desde simples “taperas” a construcciones firmes, dependiendo sus características de la capacidad y recursos de quienes la habitan. En todos los casos se trata de actores sociales previamente “urbanizados" es decir, que si en algunos casos provienen de áreas rurales, pasaron anteriormente por otras formas de hábitat urbano, como piezas de hotel, villas, casas de familiares, alquiler, etc. No sucede, en términos generales, como en el fenómeno de las "villas" de la Capital Federal y Conurbano Bonaerense, que fueron constituyéndose en el primer hábitat urbano (y muchas veces el único) de los migrantes rurales del interior y más tarde de los países limítrofes. Las características socio ocupacionales no difieren -en principio, ya que faltan análisis precisos- de los habitantes de las villas. Por lo tanto, la forma resultante facilita a diferencia de las villas, su futura regularización (objetivo buscado por sus ocupantes), ya que no supone un reordenamiento urbano profundo, sino un proceso de carácter social, político y jurídico que legalice la situación existente. Este carácter se constituye como uno de sus ejes distintivos, respecto a otro tipo de ocupaciones. Muchas veces, en el discurso de los pobladores aparece clara y reiteradamente la idea de “no hacer una villa”, lo que facilitaría a su vez las relaciones con el entorno, obtener un hábitat de mejor calidad que el que tenían y lograr con menores dificultades la titularidad de la tierra.

Los primeros asentamientos aparecieron durante el último régimen militar que gobernó a la Argentina, el cual provocó profundas transformaciones socio-económicas, que sumado al autoritarismo político (desapariciones, persecuciones, encarcelamiento, etc.), arrojó como saldo más visible el deterioro de las condiciones materiales de vida de la mayoría de la población del país. La desindustrialización, y consecuente destrucción del aparato productivo, el incremento del cuentapropismo, del subempleo o trabajo en “negro” y del desempleo estructural, son claros indicadores de la progresiva pauperización de un amplio sector de la población. Estos cambios impactaron duramente sobre las estrategias que históricamente los sectores populares habían desarrollado para acceder a la vivienda. La ausencia de una economía en crecimiento y el proceso de desregulación que se abre en los distintos mercados, crea las condiciones para la emergencia de un sistema aún más excluyente que desmantela la protección estatal hacia los sectores populares (otorgada a través del salario indirecto: servicio de salud gratuito, préstamos para la vivienda, jubilación, ayuda social, etc.) y las obliga a "negociar" solos en el mercado de acceso a los bienes básicos (Cravino, 1998). En la Ciudad de Buenos Aires, el fenómeno de los “asentamientos informales” se centra en la modalidad denominada villas, mientras que en el Conurbano se observa además la presencia de asentamientos o tomas de tierras. De acuerdo a los datos censales correspondientes al año 2001, los “asentamientos informales” tendrían casi el doble de peso relativo en el Conurbano Bonaerense (6,8% de la población total - 594.781 habitantes-) que en la ciudad capital (3,9% -107.805 habitantes-).

Según fuentes de información y los datos brindados por los diferentes Municipios, la cantidad de asentamientos informales registrados en La Plata es de 67, a su vez existían 3 “zonas precarias” en Ensenada y en Berisso no se obtuvo la información.

Según la Subsecretaría Social de Tierras del Ministerio de Infraestructura bonaerense, en provincia de Buenos Aires hay cerca de 900 asentamientos, y la tendencia sigue creciendo tanto en el Conurbano como en la región, por causas que según indicaron son varias y complejas: a los movimientos poblacionales que llegan a las ciudades desde el interior y desde los países limítrofes se suman, de acuerdo a la Provincia, “la poca cantidad de tierras” que hay en oferta y el “desfasaje” entre el sueldo de algunas familias y lo precios que se piden en el mercado por un terreno. “La formación de estos barrios aumentó muchísimo y tenemos identificados más de 900 en la Provincia. El grave problema que afecta a los ciudadanos es que el precio de los terrenos es muy alto y eso dificulta la posibilidad de compra”, indica el subsecretario Social de Tierras, Pablo Gualchi. “La necesidad de lotes disponibles hace que la gente ocupe terrenos porque no hay relación entre el valor de la tierra y los sueldos. A pesar de que bajó el desempleo en los últimos años, a muchas familias se les hace imposible comprar un espacio propio”, agregó. Alrededor de 200 asentamientos estarían en el gran La plata, entendiendo por asentamientos a las zonas que tienen como rasgo la falta de vivienda construida (construcciones precarias con materiales no convencionales) y la falta de servicios. “En La Plata son muy pocos los lotes fiscales, y en el último desalojo producido en la localidad de Gorina fue casi imposible conseguir un terreno fiscal del Estado para ubicar a las 53 familias que se habían quedado sin vivienda”, remarco el funcionario. Otra de las dificultades, es la falta de implementación del programa Promeba (Programa Mejoramiento de Barrios) en la región, el cual permite generar más infraestructura y regularizar la situación dominial.

De acuerdo a los datos del último Censo Nacional de Población, Hogares y Vivienda de 2001, los problemas habitaciones afectaban a 3 millones de hogares en los que vivían más de 13 millones de personas, lo que constituía el 37 por ciento de la entonces población del país. Desde la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda de la Nación, la estadística se mantiene y no habrá cifras oficiales sobre el tema hasta la obtención de los resultados del censo realizado el pasado 27 de octubre.

Sin embargo, el crecimiento demográfico y el consecuente hacinamiento de la provincia de Buenos Aires hacen prever que la situación no ha cambiado mucho y que, por el contrario, ha empeorado. En este marco, desde la Provincia reconocen en que es difícil conocer el número exacto de barrios sin urbanizar: “Los asentamientos tienen dos características; por un lado están los que son organizados, grupales y fácilmente detectables, en los que se puede identificar alguna intencionalidad política para que se de la ocupación. Por el otro, está el trabajo de hormiga, en los que la toma de posesión se hace individualmente”, detalló, Gualchi, que remarcó que el Gobierno “está trabajando” para poder “regularizar los dominios” de las tierras que fueron tomadas en pos de comenzar con las urbanizaciones y solucionar los problemas sanitarios y de infraestructura que afrontan algunos barrios.

“Estamos trabajando conjuntamente con Nación para disponer de fondos que nos permitan avanzar en la regularización de dominios. Además es necesario que se generen obras y se brinden los servicios básicos para mejorar la calidad de vida de las personas”, remarcó.

De acuerdo a un reciente informe de la ONG Un Techo para mi País, 127 es la cantidad de asentamientos que existen hoy en día en todo el territorio del Gran La Plata (conformado por los Municipios de La Plata, Berisso y Ensenada), concentrándose la mayor cantidad en el Municipio de La Plata. Dentro del mismo, la división por partido muestra a Melchor Romero (15 asentamientos), Los Hornos (10), Villa Elvira (8), San Carlos (8) y Ringuelet (7) como los partidos con mayor cantidad de asentamientos. En números, estaríamos hablando de más de 28.000 familias sin acceso regular al menos a uno de los servicios básicos.

Para esta ONG un asentamiento como tal se define por la falta de acceso regular a por lo menos uno de los tres servicios básicos (energía eléctrica, agua potable y red cloacal). Además, deben tener un mínimo de 6 viviendas y 8 familias, en donde más de la mitad de sus habitantes vivan en terrenos sobre los que tienen dominio informal de los mismos.

El 41% de los asentamientos de La Plata, Berisso y Ensenada se encuentran ubicados sobre tierras fiscales. De los 127 asentamientos informales registrados en el Gran La Plata, el 87,3% recibió al menos una familia nueva en los últimos años. En el 54% de los mismos hay más de 100 viviendas; es decir, en 65 de ellos hay más de un centenar de familias que viven en condiciones de vulnerabilidad social.

Cuando se habla de acceso regular a energía eléctrica no se habla sólo de acceso al mismo sino de abono (su presencia en medidores), ya que de lo contrario la conexión es clandestina y confluye en muchos riesgos para la población. El 91% de los asentamientos accede al mismo, pero sólo el 23% lo abona (tiene medidor). Sin la facturación de la luz, se dificulta demostrar la residencia prolongada en el terreno lo que limita la posibilidad de iniciar la regularización de los dominios de los terrenos.

El informe observa que el 66 por ciento de los asentamientos tiene acceso al agua corriente. Del 34% restante, la mayoría es por medio de perforaciones. Por otra parte, y constituyendo la cifra más inquietante, en lo que respecta a la eliminación de excretas sólo el 5% de los asentamientos tiene acceso a red cloacal. El 87% lo hace por cámara séptica o pozo ciego, que no siempre se encuentran en condiciones reglamentarias, lo que las convierte en fuentes de gran contaminación de suelos y napas. A eso se le suma el 8% que deben eliminar sus excretas hacia arroyos o zanjas.

En cuanto a la condición de las calles adentro de los asentamientos, el relevamiento muestra que sólo el 20% tiene en su mayoría calle de asfalto, el 72% calles de tierra y el 3%, de ripio. Y con respecto a los principales problemas ambientales que surgen en los asentamientos, encabeza la lista la ubicación en terrenos inundables (73%) y contaminación de los suelos. Sobre el sistema de salud, existe sólo un 18,9% de los asentamientos con hospitales accesibles. Esta deficiencia está paliada por las salitas sanitarias. Cuando –encuesta mediante– la ONG solicitó a los referentes barriales que indiquen cuáles son los problemas sociales presentes en los respectivos asentamientos, surgieron cuatro problemáticas sobresalientes: cesantía/desocupación, drogadicción, alcoholismo y delincuencia.

BIBLIOGRAFIA
Cravino, M. C. (1998): “Los asentamientos del Gran Buenos Aires. Reivindicaciones y
contradicciones”; en Neufeld, M.R. et. Al (comp.) Antropología social y política. Hegemonía y
poder: un mundo en movimiento; Eudeba; Buenos Aires.
http//www.untechoparamipais.org/argentina
http://www.mosp.gba.gov.ar/subsecretarias/subST

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