martes, 8 de junio de 2010

ENTRE EL SPAM, FAVIO ZERPA Y EL PERIODISMO

Que bueno es arrancar el día sin taaanto spam. Es que cuando apenas levantado revisé la bandeja de entrada Hotmail (esa letanía que ya es estilo de vida insano que consiste en conectarse apenas abro un ojo) me encontré, en lugar de las patéticas notificaciones facebookianas (Stephen Hawking sugirió que te gusta "Maratón en Plaza Moreno"; o bien Jorge Luis Borges te invitó al grupo "Yo también voy a concurrir al avistaje de OVNIS de Favio Zerpa") o cadenas del estilo mistico-religiosas (generalmente enviadas por mi mamá y seguidas por mi tía) o mailing's de mierda de los prenseros de los runflas del mundo o de instituciones varias...bueno, en lugar de todo eso tuve la grata sorpresa de chocarme con un mail de mi amigo-compañero Il Postino.

Excelente inicio de día. Es que Il Postino es un pequeño-gran ente disrruptivo: molesto, ácido y un toque soberbio (ese toque altivo necesario para acomodar golpecitos tácticos) siempre está deslizándose por entre las líneas más sutiles de la trama grotesca de los hechos.

Acá va, entonces, el artículo que nos envió Il Postino.

EL PERIODISMO
Por Pataconero Il Postino

El periodismo transita un camino estrecho. Desde sus inicios, estuvo volcado a transmitir información necesaria para hacer negocios y tomar decisiones; con ello, también se convirtió en un negocio en sí mismo, y luego se sumó la responsabilidad de ser el garante de ciertos derechos ciudadanos.



Hoy, los empresarios mediáticos reclaman mantener altos márgenes de ganancia y libertad absoluta en el plano empresarial. Y se refugian en que son los garantes del derecho ciudadano a informarse y sus “medios independientes” el ágora donde se dirime la cosa pública.

Un puñado de empresas con intereses ultra diversificados pugnan por ser los únicos garantes. Es decir: monopolizar el fabuloso negocio de la comunicación. El otro problema, es que la prioridad de toda empresa es generar ganancias, y no modernizar democracias ni democratizar conocimientos.

A todo, se suma el desarrollo tecnológico, que vino a convertir a los medios de comunicación en una nueva trama virtual que funciona como ámbito público donde se debate no sólo lo público, sino también lo privado. El despliegue de toda una enorme cantidad de recursos que se democratizan todos juntos a través de una computadora y una conexión a Internet, facilitaron la tarea periodística a la vez que complejizaron aún más el mundo de la información.

Los periodistas nos encontramos con una audiencia cada vez más fragmentada y especializada, y empresas mediáticas cada vez más concentradas. En ese contexto, los periodistas tenemos la responsabilidad de construir un discurso que exprese lo complejo del mundo en un lenguaje llano y común, con el desafío de generar una audiencia amplia, con un relato que no profundice las inequidades y la “descomunicación” propia de todo proceso de profunda especialización.

El Estado, se encuentra ante el desafío de garantizar el libre ejercicio del periodismo, y construir los espacios virtuales donde la cosa pública se dirima en una dinámica más puramente política, y menos contaminada por los negocios corporativos. Para eso, probablemente no quede más remedio que dar algunos pasos atrás y volver a fortalecer el papel del Estado en el mapa mediático, pero con una dinámica distinta a la de antaño.

En tanto que los periodistas, deberíamos asumir que nuestro desempeño confiere un compromiso en el plano político; y por lo tanto nuestra práctica cotidiana no puede sustentarse en una permanente queja de la intervención estatal ni una sobredimensión de una falsa independencia. Mas sí tendríamos que hacer transparentes nuestra actuación política y cultural, y no prejuzgar tanto desde la inmunda tribuna de los objetivos y los independientes.

1 comentario:

il Postino dijo...

soberbio abrazo a los pataconeros