FIESTA NEGRA: GINASIA SIGUE EN PRIMERA!

El pueblo tripero está de fiesta. De fiesta negra. Otro suceso del Lobo en la Promoción y las calles de La Plata se tiñen de negro. Color y olor gimnasista. Es que el Negro Marco Pérez fue el héroe de la tarde. El hacedor de un suceso aislado, que no es consecuencia de ningun proyecto.

Es que el pibito colombiano de 19 años se comió la cancha: apenas comenzado el partido, flotó a velocidad supersónica para ganar la posición y después definir como si tuviera 10 años de experiencia; después, cuando la cosa se complicaba, clavó el 2-1 con un tiro libre excepcional: la parábola de la pelota fue tan heterodoxa que el excelente arquerito de Rafaela quedó petrificado. Marco le pegó como Cristiano Ronaldo y festejó como un buen tripero, pegadito a la gente, cerca del alambrado.

Pero Pérez es la síntesis de un club en estado crítico, SIN UN PROYECTO INSTITUCIONAL Y DEPORTIVO sostenido por algun hilo conceptual: Marco llegó como caído del catre. Nadie, ni siquiera Madelón (DT del Lobo cuando llegó el Negro)  tenía real conciencia de la dimensión de este adolescente jugador. Adoelsce Pérez, están en la flor. Es un diamante en bruto. Pero Gimnasia no va a poder disfrutarlo.

El de ayer fue su partido despedida.
Porque nadie, ningún dirigente, tuvo la capacidad para imponer las condiciones de Gimnasia como club. Pérez llegó, comió banco (en una etapa ni siquiera eso) y después explotó. Pero ahora se irá irremediablemente, porque Gimnasia ya ofició de vidriera y el representante y los agentes que viven de la rapiña y la carroña ya están haciendo cola para ubicar al bueno de Marco en algún otro club.

Ginasia, (sí, Ginasia) sólo obtuvo de Marco lo que obtienen los desposeídos que toda la vida la ven pasar por adelante de sus narices. La paradoja es que a Gimnasia los despojan desde adentro. ¿Por qué es tan fácil que un Pérez venga, se forme, explote y al club y a su gente se le escurra un ídolo por entre los dedos?

Pero nada de eso le importa al pueblo tripero ahora. Las calles son un carnaval, desde acá se escuchan las bocinas aliviadas. La descarga es emocionalmente histórica.

Sin caer en la sátira autodestructiva que sostiene una gran parte de la masa gimnasista, que consiste en auto-flagelarse continuamente con la fábula del tripero mártir, que como un Sísifo futbolero tiene que subir la montaña cargando vaya uno a saber que herencia pesada.

No señor. Gimnasia es lo que es (la carga no es ni peyorativa ni negativa; es global: lo bueno y lo malo. Dentro de lo primero no se agrupa sólo a "la gente" y en lo segundo no están nucleados apenas los jugadores y dirigentes mediocres. Todo tiene que ver con todo) porque en la construcción dialéctica de un club todos aportan lo suyo: desde Muñoz y Guillermo; hasta Favaloro y Sessa. De Domínguez y Montesino, hasta Troglio y Gisande.

Es hora que Gimnasia (esa entelequia que reúne a todo aquel que tamiza su vida con el prisma gimnasista) se aleje de los falsos paradigmas, de las disonancias entre la construcción del relato histórico y lo que los hechos realmente significaron: los subcampeonatos que para muchos son vergonzantes y de los que otros se cuelgan para gastar (cuando Gimnasia salia subcampeón ¿Estudiantes era el campeón?) debieron haber sido la base para resignificar la historia y proyectar el futuro.

"LA GENTE"

- ¿Que copa te dan por ganar la Promoción?
- Ninguna. Gil.
Un amigo me interpela. La respuesta es tajante. ¿Acaso la emoción se mide por el bronce de los reconocimientos?
Allí está el público tripero, haciendo saber que está feliz. Que su pasión es a prueba de títulos. Pero también debería ser a prueba de desguaces. A prueba de incompetentes. Y a prueba de los peligros de cegueras temporales. De árboles tapando Amazonas.

Al margen de las construcciones retóricas de morfología social de las hinchadas, es decir, de la imposición de homogeneidad a colectivos sociales de por sí heterodoxos, la masa gimnasista nos regaló otra tarde de épica albiazul: el grito a flor de piel, el desparpajo de festejar por el hecho de ser, la ratificación de la identidad.

Sería bueno, además de todo aquello, comenzar a repensar el club y los simbolismos. Claro que despues que pase la embriaguez de otro suceso. Un suceso negro.