sábado, 4 de mayo de 2013

Del ego individual que nos priva de la participación política


Por @Uriel_NacyPop*

Hay un abultado grupo de personas en nuestro país, en su mayoría perteneciente a la clase media, interesado en la política pero de forma muy particular, a saber: leen, opinan, critican (en su mayoría en las redes sociales), cosa que antes no sucedía. 

Me parece excelente y sano para la democracia. El problema nace desde el posicionamiento desde dónde realizan esta actividad y esto radica en que se sienten mejores personas que aquellas que se involucran en política. Esto se desprende de comentarios como "los de La Cámpora son unos bobos", o "todos los políticos son corruptos", o "no fueron los políticos fue la gente"; o en cómo se regodean cuando dejan mal parado a un militante en una discusión: inflan el pecho y piensan "yo soy mejor!". Tal vez sea verdad. 

El problema es que esa superioridad jamás se va a plasmar en acciones políticas concretas porque en su  cabeza, de aquello que opinan y se interesan, es una actividad inferior.

En mi opinión esto responde a una construcción de la cultura dominante, que se expresa a través de los medios masivos de comunicación, que imponen una enorme barrera subliminal entre la opinión política y la participación. Aquellos que se animan a cruzar esa barrera dejan de ser "buena gente", y merecen la condena de todos los que se quedan dentro de sus límites.

Si toda esa gente bajara un poquito y plasmara todo ese tiempo e interés en organización... ¡que robustecida se vería nuestra democracia! La política dejaría de ser algo lejano y condenable y pasaría a formar parte de su identidad, sus criticas serían más comprometidas, constructivas y atendibles. En que grado disminuiría la corrupción política, si sus organizaciones se nutrieran de personas honestas y con ánimo de transformación.

Por ello quiero hacer un llamado a la participación política: los cambios que necesita el país requieren de mucha gente comprometida. Y también que piensen (aquellos que todavía descreen de la política) a quiénes favorecen si su participación queda reducida a simples expresiones de descontento hacia el estado de las cosas y la utilización que con ellas se realizan. No hay que permitir que sus opiniones y críticas pasen por el filtro de los intereses empresariales para ser difundidas. Y esto solo se logra con compromiso y participación.

*Tiene 19 años, es militante de la Juventud Platense para la Victoria y estudiante de Sociología en la UNLP.

1 comentario:

Tilo, 72 años dijo...

Algunos curiosos especímenes de la zona norte especialmente, festejan el Carnaval disfrazándose el 31 de octubre, celebran a su pareja el 14 de febrero y besan a sus madres el 5 de mayo. Se encuentran en el limbo difuso de quienes NO TIENEN PATRIA ya que carecen de documentación que los acredite como estadounidenses y aborrecen su real status de argentinos y latinoamericanos. De ese limbo procede una importante proporción de afectos a percutir baterías de cocina.
¡Ah! Y tampoco les agrada la política. Por algo el ex-presidente de Brasil Da Silva dijo que hay que gobernar para los pobres, ya que los ricos no lo necesitan. Aunque muchos de los arriba citados no son ricos, pertenecen a la pléyade de coquetos ciudadanos que comen pan y eructan faisán.

Saludos