miércoles, 15 de diciembre de 2010

SOLDATI EN 2003

BERTIZTUA
Busca un papel escondido en éste tren suburbano mi pretensión de poeta aromado en torta frita.

De aquí a Retiro escribo: el odio viaja, duele y mastica; mientras destroza butacas en confusión ideológica y apestada por la rabia.

Ancianos menesterosos alzan voces gregorianas tan provistas de milagros que prometen paraísos por veinticinco centavos.
Mercachifles de pensiones en papelitos pisados.
Hallo el corazón de Jesús partido en un pibe roto, el nazareno bracea cuando le dejo moneda.

Pasillo rueda miseria apretando las vacantes que nunca se desocupan como los vientres sufridos pariendo mancebas nuevas.
Orilleros habitantes conciben otras criaturas sobre ésta llanura ajena con destino miserable mientras no sea morena.

Inmigrantes del cerro viejo extrañan morocho el norte después que fugó la plata en una estela de cruz salada.
No llevan corbata puesta, el socavón los extraña pero el mineral los maltrata. Un silicato de espanto, turbio racimo rogando espacio.

Carne de pozo y cemento, a grapa y caña bastarda destilan en los asientos como antes en los revoques o en albergadas fritangas.

Memoria de cicatrices cabecean en los estribos sobre dos ríos de acero separados por almendras y paralelos de grama.
Un trueno avisa techo con gente que sube y baja; animales de costumbre.

Mercadea un mentiroso mi pedazo de Malvinas. Con un anorak verde oliva y un borceguí afanado trafica con la neblina de los caídos al sur.

Un guarda de visera negra y cumplido, reprocha un boleto vencido. Un castigo indiferente para quien viaja colgado de una sonrisa sin dientes.

El pasaje de 21.20 me conduce a Babilonia sin jardines intermedios y con rojas advertencias.
No fumes en la caravana pastor de talón rajado que viajas desangelado y sin consuelo mariano te adornan con estampitas el pantalón arrugado.
Pero, ¿Quién le suplica a San Jorge?


Con la cola del dragón una ricotera poesía pronostica algún naufragio.

Riñendo en Constitución lo voltean del corcel al caballero bizarro y achuran al animal con la espada del siete bravo.
Abono, pase y boleto, lindo florete en el recto de la seca urbanidad.
El pasaje empuja y musita cuando la gringa amenaza chilla.
Ese andén nunca de espuma espera balas de goma si no bancan el plantón. Aún rebusca destino la propuesta de Babel.

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