domingo, 19 de diciembre de 2010

LA RESURRECCIÓN DE LA CAPILLA DEL PADRE CAJADE

DIEGO BAGÚ

Me cuenta mi amigo Dani, que a Carlos Cajade la vida le cambió en la Noche Buena de 1984. Si bien era un sacerdote más de los que uno puede encontrar en cualquier parroquia barrial, este cura tenía una especial sensibilidad por los más humildes entre los humildes: los pibes de la calle, aquellos a los que la vida les pega una cachetada tras otra con absoluta injusticia sin tener la menor chance de enfrentarla, no sólo por no contar con las herramientas materiales sino, justamente, por tener la inmadurez propia de un niño.

Carlos decidió pasar esa noche tan especial para los que somos cristianos, con esos pibitos que la vida le puso frente a su cara. Allí comenzó una conmovedora historia, llena de sueños convertidos en realidad gracias al esfuerzo de Carlos, su familia, sus amigos, y muchas personas más que se le fueron acercando a lo largo de los años.

El primer hogar que logró construir de los cuatro que hoy existen, es una granja ubicada en las cercanías del Parque Sicardi. Allí uno puede encontrarse con varias casitas en donde los pibes se alimentan, se educan, juegan, crian animales, cultivan hortalizas, laburan. Poseen una panadería en donde producen confituras y pastelería que luego venden a lo largo y ancho de la ciudad. Allí Carlos había construído una capilla, y al fondo de la misma, según el relato de su hermano Mario, había colocado una camita y un pequeño mueble para sus libros.

Con el tiempo, la capilla se fue deteriorando. Hace ya un tiempo, los amigos de la infancia de Carlos decidieron restaurarla. Tuvieron la brillante idea de extraer absolutamente todas las maderas que conformaban las paredes del templo, las cortaron en tablitas, les sellaron un logo, y las vendieron a veinticinco pesos cada una. Con los mangos que juntaron, más algunas otras donaciones, y sobre todo, con el esfuerzo y trabajo de decenas de personas, reconstruyeron la capilla Santa Teresita.

En 2005 el Barba aparentemente lo necesitaba para laburar desde "arriba". Quizás habrá observado que en la Obra del Padre Cajade ya había muchas manos y brazos para continuar sin Carlos físicamente presente. Y así fue. Los que quedaron aquí, con el dolor que significa perder a un hermano, a un tio, a un amigo, a un Luchador, a un Soñador, continuaron con la tarea. La reinauguración de la hermosa capilla Santa Teresita, y el amor que 250 pibes reciben a diario, es el más fiel reflejo de la tarea titánica que Carlos inició aquella tan especial Noche de verano del 84.

(Gracias Dani. Gracias José. Un fuerte abrazo)

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