De una hija de desaparecidos
El 24 de marzo de 2004 fui sola a la ESMA. No me animé a entrar. Miles de personas estaban ahí. Me acordé cuando años antes fuimos con las Madres y un carro hidrante nos corrió hacia las vías. Caminaba entre la multitud cuando escuché que Kirchner decía "pido perdón en nombre del Estado argentino por tantos años de impunidad". Un llanto insospechado brotó de lo más profundo de mi cuerpo. Y me di cuenta que nunca, nadie, en mis 30 años de vida me había pedido perdón.
Lucía
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