domingo, 21 de noviembre de 2010

ESCUCHAR, ESCUCHARNOS, ESCUCHARLA: EL TALIBÁN TENÍA RAZÓN

Resulta que el Talibán tenía razón, una vez más.
El apodo lo define por antonomasia: filo terrorista, va al frente como un caballo. Sin embargo, parece que finalmente vamos a tener que admitirlo: el Talibán es, válida la paradoja, un pensador estratégico.
Resulta que allá lejos y hace tiempo, en época de la espiral del silencio y el 28J y en la etapa pre-AUH y un pelín antes del anuncio rimbombante del fin de la era de hielo y el comienzo de un nuevo ciclo con primacía de la cordura institucional y las buenas y lindas y pulcras formas republicanas (por eso de la nueva morfología del Parlamento y la supremacía de la oposición -todos juntos en el mismo lodo, manoseados-) el Talibán dijo que el nombre era Juventud Platense para la Victoria. Así dijo el Talibán. La respuesta fue un NO colectivo tajante.
Pero después un senador nacional, con un Currículum Vitae impactante y una tradición intelectual que es una propiedad genética, sugirió el mismo nombre y todos asentimos como quien es testigo de una verdad revelada. Talibán nos refregó en la cara su acierto iniciático y nuestro desprecio.
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Después de presenciar no que acto, el Talibán tiró con la sapiencia de un viejo militante: "Los actos son otra cosa. Ahora se escucha al orador. Se le presta atención. Todos está atentos. Van a aprender. Eso no pasaba antes. Es espectacular este cambio".
La cuestión es que esa es otra característica del Talibán: su vejez prematura. No sólo porque tiene un sobrepeso que solo es posible acumular con 2 décadas más de la que tiene de vida, y porque su estado físico adolece de un deterioro explicable en personas con décadas de lisergia fulimnante y movida más rockera que la liturgia más cercana al joaquinsabinismo crónico del Talibán; la vejez prematura del Talibán está sostenida por su manía de contar todo en clave sexagenaria: si quiere contar algo que pasó hace dos años, lo hace de manera tal que parece que ocurrió hace dos décadas, y que él fue un protagonista épico de tal situación. Un genio. Quiere ser viejo. Ya vas a ser...bah, no sé.

La cuestión es que hoy leo a Eduardo Blaustein en Miradas al Sur"Hay otro aspecto novedoso de lo que sucede en los actos y es fascinante: el crecimiento devenido de un aprendizaje común, que se constata en las imágenes, en las palabras y que recuerda a los mejores “diálogos en la plaza” de nuestra historia política. No son actos a los que más o menos se va, más o menos se es llevado, más o menos se escucha. No son tribunas pasivas. Aun en la emoción, en los rostros de los asistentes se percibe un mayor grado de atención a las palabras presidenciales. Es como si estos años de “pedagogía kirchnerista” comenzaran a tener efectos, como si los contenidos de lo que se dice se valoraran, apreciaran y escucharan mejor, algo así como una suba de calidad en la recepción. Pero es además la propia Presidenta, necesitada del afecto de los otros, la que escucha más –también ella con el corazón más atento–, la que aparece respondiendo a consignas, demandas y ocurrencias, incluso retando buenamente a los más vehementes, apelando a un imaginario de mayor apertura política."


Sí, querido Talibán: también tenías razón. Sos el Talibán intelectual.

1 comentario:

Danielvich Cajadebaum dijo...

o sólo porque tiene un sobrepeso que solo es posible acumular con 2 décadas más de la que tiene de vida, y porque su estado físico adolece de un deterioro explicable en personas con décadas de lisergia fulimnante y movida más rockera que la liturgia más cercana al joaquinsabinismo crónico del Talibán


JAJAJAJAJAJAJAAAAAA!!! TOM SAWYEEER!!!