viernes, 29 de octubre de 2010

UNA ALEGORÍA PARA SUBLIMAR LA AUSENCIA...AUNQUE SEA POR UN RATO

(...) Es un caos de alegría militante mezclada con una tristeza envolvente. De repente las ondas expansivas se unen en una gran ola: el himno nacional suena en los parlantes. Nadie habla. Los dedos en V bien altos. Se escucha la introducción en un silencio sagrado. Entonces, aparece ese nuevo rumor, ese susurro mágico. Tan poético como real: es el roce del viento, ahora con las banderas...
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SUSURROS I
SUSURROS II

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