sábado, 10 de octubre de 2009

10 de octubre

La Plaza de los Congresos fue, ayer, la Plaza de Perón y Evita; de las Madres y Abuelas. Fue la plaza de una expresión popular de contrucción de dignidad. No fue en la noche del 10 de octubre, ni lo será jamás, una plaza de cacerolas de teflón ni de vacuidad golpista; de gorilismos corporativos, de extensión de intereses empresariales cipayos a determinadas espectros de la sociedad.
Entre las banderas, cientos, miles apenas se puede ver la silueta de un palco copado por los dirigentes de la Coalición por una Rdiodifusión Democrática, los creadoresde los 21 Puntos en los que s basó el proyecto del Gobierno Nacional de Cristina.
Allá, entonces, aparecen los dirigentes que sostuvieron la dignidad, los que impulsaron la ley de la democracia que venza al decreto ley del Generalato derecho y humano que desapareció a 30 mil compañeros; los dirigentes que vieron como durante 26 años los miserables de siempre, amparados en la fuerza coercitiva y extorsiva de los poderes fácticos, esgrimieron con impunidad "no es el momento".
Pero el momento, finalmente, apareció: el 10 de octubre marca la altura de estos tiempos. Este gobierno retoma el mandato histórico de Perón y Evita, la dignidad de las Madres y las Abuelas.
La potencia política de Néstor y Crisitna acompañó los 21 Puntos de la Coalición (no la Coalición Cívica de Lilita: la mística delirante de Carrió no auguró la bendición de la Gracia Divina a este Ley) y la Justicia Social retoma para su desarrollo un elemento fundamental: la democratización de la comunicación, de la información y de la opinión; la participación integral de la sociedad.
Acá entre las banderas, que son cientos, miles la militancia acompaña con calor pasional, con color popular, con textura emocional. Con dignidad. Y deseos de construcción.
El himno nacional, la marcha peronista...son gritos de liberación. La madrugada del 10 de octubre nos regala un manecer distinto, más parecido a lo que sonaron Perón y Evita, a lo que imaginó Jauretche, a lo que fogoneó Scalabrini, a los que ilustraron Manzi y Discepolín.
Más parecido, en fin, a lo que pretendemos nosotros: una construcción coletiva nacional y popular.

No hay comentarios: