miércoles, 28 de julio de 2010

LA LECHE DERRAMADA, LOS PIQUETES BUENOS Y EL TAXISTA EX CAMIONERO

Una amiga, Alejandrina, nos envía esta historieta.


Hoy me levanté como todas las mañanas: tarde.

Corrí apresuradamente y vi la cola de taxis, si, esos que están todas las mañanas a la misma hora, esos que te sacan del apuro. Subí alborotada, al feudo móvil del “Señor taxista”: un hombre grande, robusto.
Quizás media dormida aun, quizás con ganas de hablar pavadas lo interpelé: “¡Que frío que hace!”.
La respuesta del Señor fue inmediata: “Es cuestión de mentalizarse, si pensás que hace frío vas a sentir mas frío”, analizó al toque. La respuesta me sorprendió y largué la carcajada. "Casualmente es algo que mi Mamá me repite constantemente”, contragolpeé (recordé, entonces, a mi mamá leyendo sus libros de metafísica en el sillón de casa, comentándome en voz alta cada vez que leía algo que podía llegar a interesarme).

Allí comenzó mi viaje, mi mañana. Una conversación agradable que terminó siendo monotemática: la paciencia.
“Te cuento una anécdota”, me avisó el chofer.
“Sabes nena…yo era camionero, camionero de larga distancia, de esos camiones gigantes con acoplado…viajaba muchísimo, casi siempre iba a Santa Fe, pero recorrí gran parte del país. Lindas épocas aquellas. ¿Sabés cuando aprendí a tener paciencia?".


Lo miré intrigadísima, mantuve el silencio (ya estaba en la puerta de la oficina, no bajaba, quería escuchar esa historia).

Siguió: “¿Te acordás de los piquetes del campo?”
Uffff para no recordarlos, retruqué. (Fue la mecha para encender mi día, por dentro sentí nuevamente la sangre en ebullición, de repente, ya no sentí más frío).
El tachero se envalentonó y disparó a mansalva: “Bueno, yo no te puedo explicar lo que yo pasé varado en mi camión…comiendo de latas de arveja, viendo a estos que dicen llamarse campesinos… Yo por lo menos, tenia cama para dormir, pero había camioneros que eran de mediana distancia y sabes que dormían sentados en sus asientos! Más de una vez ofrecí mi cama para que puedan descansar aunque sea un rato… viste como es esto, nos ayudábamos entre nosotros".
Y enseguida, de corrido, la siguió: "Había un camionero de un tambo, por día regalaba miles de litro de leche, con la cuestión de la falta de gasoil, le pedía a los lugareños que vayan a buscarla, pero la mayoría se echaba a perder! Miles de litro de leche tirados así porque si, por el capricho de unos pocos. Ni te cuento de las requisas: nosotros a un costado de la ruta viendo como hurgaban (los piqueteros buenos) en nuestros camiones para ver que llevabas que no, para ver quien pasaba, y quien no…Gracias a ellos, ese año perdí mi camión, perdí mi trabajo... tuve que empezar de cero… Ahí aprendí lo que es tener paciencia querida, te lo puedo asegurar”

Me quede observándolo, no es nada que no sepa que haya ocurrido, pero las historias cuando son contadas en primer persona pesan más.

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