martes, 5 de octubre de 2010

DE TROSKOS Y LANATA`S

Muy buen post de la compañera amabalivabal acerca del goce trosko: "Creo que para entender a los troskos habría que meterse un poquito con Lacan o algo así, porque estos son especímenes de naturaleza diferente, porque el inconciente colectivo de ellos responde más bien a una situación de placer encontrada a partir de la negatividad social.

Es decir, es un placer, un goce inconciente que se manifiesta en la práctica cuando se niegan a negociar con Caletti, o cuando dicen que el capitalismo es una mierda, una basura y estamos y estaremos oprimidos. En el fondo saben que su "lucha" jamás va a hacerse porque esa situación de felicidad, es decir, el triunfo de la ideología troska (en el caso de la revolución obrera que tanto auguran), no es una situación de placer.
Corrijo lo anterior: ellos están (inconcientemente) dispuestos a hacer lo imposible para que ese triunfo no sea un hecho: no negocian, se dividen, deciden todo con un micrófono en asamblea, históricamente, es así. No hay nada mejor que pedir imposibles para gozar con lo negativo. Y lo hacen bien: sacan el 2 por ciento a nivel nacional."

Yendo de la cama al living, se me cruza por la cabeza Lanata y su actual postura metienenpodridoconladictadura.
¿Lanata es un trosko-mediático? (no por ideología ni por praxis, sino por lo obtuso de su posicionamiento político-periodístico actual). Su goce estaría en el orden de ser el representante progre de la sociedad en los medios: en los finales de los 90 y principios de este siglo, Lanata cristalizó aquello porque el tiempo histórico lo puso ahí. Desde el denuncismo, el honestismo, la moralina se entronizó subido a un periodismo mediocre. Con eso alcanzaba.

Ahora este tiempo histórico, que comienza a elevar el techo en todos los ámbitos, devuelve a Lanata al llano porque el periodismo y la comunicación comienzan a reestructurarse a partir de nuevos paradigmas. Entonces, Lanata ya no es representante de nadie, Ni siquiera del gorilaje reaccionario, porque todavía no se alinéo totalmente con Clarín. Está en eso, pero todavía falta un poquito. Es un desclasado.

Papel Prensa es un caso paradigmático: el tipo se la pasó, desde la abstracción de ese lugarcito tibiecito que representaban su programas en los 90 (él sabía que llegaba hasta ahí, que no podía motorizar cambios reales pero sí convertirse en el héroe de Doña Rosa; por otra parte, también es cierto que su papel como periodista no implica, necesariamente, generar cambios) batallando (?¿?¿) contra el monopolio. Hoy, cuando la decisión, la convicción y la fuerza política del gobierno pone contra la pared a Magnetto, Lanata está allá, del otro lado.

Su goce, como el de los troskos, no está en la dimensión de conquistas colectivas sino en la superioridad moral. Superioridad que él seguramente sentía cuando "denunciaba" a Ménem o le "pegaba" a De la Rúa: se sentía líder de una vanguardia.

Ahora, caído el dogma que elevaba al periodismo y a los periodistas estrellas a la altura de guardianes sacrosantos de los derechos colectivos, Lanata es uno más. Es alguien que habla. Nada más. Ahora, quien garantiza los derechos es un Gobierno potente y con decisión y capacidad política. Lanata nunca lo creyó posible. Por eso, ahora, casi siempre juega con las corporaciones.

1 comentario:

daniel mancuso dijo...

muy bueno (digo muy malo), abrazo