Por @Uriel_NacyPop*
Hay un abultado grupo de personas en nuestro país, en su mayoría perteneciente a la clase media, interesado en la política pero de forma muy particular, a saber: leen, opinan, critican (en su mayoría en las redes sociales), cosa que antes no sucedía.
Me parece excelente y sano
para la democracia. El problema nace desde el posicionamiento desde dónde realizan
esta actividad y esto radica en que se sienten mejores personas que aquellas
que se involucran en política. Esto se desprende de comentarios como "los de La Cámpora son unos bobos", o "todos los políticos son corruptos", o "no fueron los
políticos fue la gente"; o en cómo se regodean cuando dejan mal parado a un
militante en una discusión: inflan el pecho y piensan "yo soy mejor!". Tal vez
sea verdad.
El problema es que esa superioridad jamás se va a plasmar en
acciones políticas concretas porque en su cabeza, de aquello que opinan y se
interesan, es una actividad inferior.
En mi opinión esto responde a una construcción de la cultura
dominante, que se expresa a través de los medios masivos de comunicación, que
imponen una enorme barrera subliminal entre la opinión política y la
participación. Aquellos que se animan a cruzar esa barrera dejan de ser
"buena gente", y merecen la condena de todos los que se quedan dentro
de sus límites.
Si toda esa gente bajara un poquito y plasmara
todo ese tiempo e interés en organización... ¡que robustecida se vería nuestra
democracia! La política dejaría de ser algo lejano y condenable y pasaría a formar parte de su identidad, sus criticas serían más comprometidas, constructivas y
atendibles. En que grado disminuiría la corrupción política, si sus
organizaciones se nutrieran de personas honestas y con ánimo de transformación.
Por ello quiero hacer un llamado a la participación
política: los cambios que necesita el país requieren de mucha gente
comprometida. Y también que piensen (aquellos que todavía descreen de la política) a quiénes favorecen si su participación queda reducida a simples expresiones de descontento hacia el estado de
las cosas y la utilización que con ellas se realizan. No hay que permitir que
sus opiniones y críticas pasen por el filtro de los intereses empresariales
para ser difundidas. Y esto solo se logra con compromiso y participación.
*Tiene 19 años, es militante de la Juventud Platense para la Victoria y estudiante de Sociología en la UNLP.
*Tiene 19 años, es militante de la Juventud Platense para la Victoria y estudiante de Sociología en la UNLP.
1 comentario:
Algunos curiosos especímenes de la zona norte especialmente, festejan el Carnaval disfrazándose el 31 de octubre, celebran a su pareja el 14 de febrero y besan a sus madres el 5 de mayo. Se encuentran en el limbo difuso de quienes NO TIENEN PATRIA ya que carecen de documentación que los acredite como estadounidenses y aborrecen su real status de argentinos y latinoamericanos. De ese limbo procede una importante proporción de afectos a percutir baterías de cocina.
¡Ah! Y tampoco les agrada la política. Por algo el ex-presidente de Brasil Da Silva dijo que hay que gobernar para los pobres, ya que los ricos no lo necesitan. Aunque muchos de los arriba citados no son ricos, pertenecen a la pléyade de coquetos ciudadanos que comen pan y eructan faisán.
Saludos
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