El lanzamiento de la Televisión Digital Terrestre es uno de los proyectos más ambiciosos y de consecuencias más profundas que encaró el Poder Ejecutivo Nacional. Constituye uno de los pilares estratégicos en la consolidación del Proyecto Nacional.
En ese sentido, resulta crucial ubicar este hito articulado hegemónicamente desde la propuesta programática del Proyecto, teniendo en cuenta además que los adversarios se han empeñado, con monótona insistencia, en instalar como premisa general que “no hay proyecto” y como idea particular que ésta y otras medidas se enmarcan en una suerte de contienda “gobierno versus clarín”. El enfrentamiento existe y es necesario, porque bien se sabe que los poderes económicos, dotados globalmente de niveles de abstracción apabullantes, se han erigido por sobre el poder popular en todas las democracias del planeta. Cabe comprender, entonces, que estas batallas forman parte de un camino en permanente construcción que llamamos Proyecto Nacional que las orienta y dota de significación.
Las batallas forman partede un camino en permanenteconstrucción que llamamosProyecto Nacional
El proyecto de gobierno iniciado por Néstor Kirchner en 2003 y continuado por Cristina Fernández desde 2008, cuyas bases objetivas apuntan a la diversificación de la matriz productiva y con ella, al retorno de miles de compatriotas al trabajo. Y con el trabajo lo que se consolida de manera estructural es la inclusión. Los instrumentos de política económica esenciales e innegociables para lograr dicha diversificación son los derechos de exportación a productos agropecuarios junto con un tipo de cambio alto intervenido de acuerdo a las necesidades productivas.
Un Proyecto Nacional que apunta a la inserción internacional racional y funcional a las necesidades internas. La búsqueda de integración con países hermanos de Sudamérica no solo responde el llamado de la historia de los movimientos populares latinoamericanos, sino que tiende a la consolidación de un polo estratégico que haga que la ecuación “energía X alimentos” redunde en el desarrollo regional y la determinación de escenarios geopolíticos, en un contexto de fortalecimiento de los países emergentes y crisis de los que tradicionalmente determinaron el destino de la humanidad.
Un Proyecto Nacional que apunta también a garantizar que la producción de sentido en el campo social incluya a todos los actores y que el derecho a expresar libremente los pensamientos y opiniones y su complementario- el derecho a recibir buena información- pueda finalmente ser una realidad.
Un Proyecto Nacional cuyas bases objetivas
apuntan a la diversificación de la matriz productiva; que apunta
a la inserción internacional racional y funcional a las necesidades
internas; a garantizar que la producción de sentido incluya a todos
los actores
Se comprende entonces que, velando los verdaderos motivos, las principales críticas al gobierno popular apunten a las retenciones, a las relaciones con otras naciones sudamericanas y la llamada popularmente ley de medios. Son ni más ni menos que los pilares del Proyecto Nacional.
En frente, el neoliberalismo, implementado durante la última dictadura militar y consolidado en la década menemista, que tuvo un proyecto de radiodifusión y comunicación cuyas consecuencias desembocan en la conformación de los grandes monopolios multimediáticos actuales. En efecto, con el golpe de Estado de 1976, los canales existentes fueron puestos bajo el control directo de las Fuerzas Armadas, que iniciaron una estrategia de expansión por todo el territorio nacional. Además de la propagación de la doctrina de Seguridad Nacional y la necesidad de sentar las bases subjetivas para el establecimiento de las políticas neoliberales de Martínez de Hoz, el enfrentamiento con Chile requirió la extensión del instrumento de propaganda por todo el país, particularmente las zonas de frontera. Con el mundial de fútbol y la llegada de la televisión color, ATC fue uno de los canales más vistos, la guerra de Malvinas lo hizo alcanzar niveles máximos de audiencia; pero la derrota Argentina forzó el inicio de un gran proceso de descrédito y abandono por parte de su audiencia.
Se comprende entoces que velando
los verdadesros motivos, las críticas al
gobierno apunten a las retenciones, a las
relaciones con otros países latinoamericanos
y a la llamada "Ley de medios"
Con estos parámetros, se comprende, en primer lugar, la necesidad de concebir los procesos históricos en su integralidad: los tiempos actuales exigen la renovación de los resortes del Estado y su retorno como organizadores de la vida pública. En segundo término, que el lanzamiento de la televisión digital y su desarrollo a lo largo del territorio nacional no es más que la plasmación de una concepción democrática y plural garantizada en el andamiaje jurídico de la llamada Ley de Medios. La recuperación del Estado implica asimismo su democratización y apertura a la participación popular. Pero la lucha es desigual y a la batalla en el terreno de la política y la economía le seguirá la batalla cultural. Los hijos de este proyecto estamos dispuestos a darlas en todos los frentes.
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