martes, 7 de septiembre de 2010

SER COMO ESPAÑA ¿SER COMO ESPAÑA?

ENTRA LA ICONOCLASIA Y LA NUESTRA
*Publicado en diario Diagonales

El final de la década de 1990 marcó la eclosión del neoliberalismo salvaje que, de la mano de la impunidad menemista, hizo estallar por el aire la economía; vació de contenido a la política y a la cultura y atomizó a la sociedad, que quedó sumergida en el individualismo feroz.


Así las cosas, el inicio del siglo XXI fue el escenario de una especie de diáspora: miles de argentos dejaban el país en busca de coyunturas que les permitieran desarrollar sus proyectos de vida. España fue, entonces, uno de los destinos que representaban la tierra prometida. Hacia allá fueron muchos de los compatriotas emergentes del proyecto neoliberal que el Consenso de Washington ideó para Latinoamérica, y que tan bien ejecutó aquí el riojano innombrable.

Durante varios años escuchamos los cuentos de los argentos que pontificaban acerca de las bondades de un país que les permitía limpiar sus inodoros, barrer sus veredas y atender sus puestos de hamburguesas a cambio de unos jugosos euros. ¡Que viva España! Que país esplendoroso. Un modelo de nación moderna y civilizada.

INCORREGIBLES. ¿Que tendrá que ver toda esa perorata resentida con el duelo que protagonizarán a las 17, en el estadio Monumental, la pequeña Argentina del DT interino Batista y la glamorosa máquina española, campeona del mundo?

La coincidencia es que, como durante los ‘90, ahora recibimos a España como el paradigma de cómo se debe jugar al fútbol; nos babeamos con los toques de Iniesta, Xavi y compañía y con “la seriedad de su proyecto futbolístico integral” (como si supiéramos de qué se trata).

Es el atavismo argento que, en su sentido común heredado de la Generación del 80 (Roca, Juárez Celman, Carlos Pellegrini, etc) y continuado con ferocidad y sin talento desde 1976 hasta 2003, se basa en el eurocentrismo absurdo. Ahora queremos jugar como España. Queremos ser España. Pero no caemos en la cuenta que la Máquina de River (Muñoz, Moreno, Pedernera, Labruna, Loustau en 1940) ya hacía lo que hacen los españoles.

Como también nos damos cuenta, se dan cuenta, que los argentos vuelven a montones desde España porque el gobierno socialista de Rodríguez Zapatero afronta la crisis con recortes y ajustes. La misma crisis que sorteó con relativo éxito el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner con la receta inversa: aumentando el gasto público para mantener puestos de trabajos, niveles de consumo y poder adquisitivo.

Se amontonan en Ezeiza los que vuelven. ¿Y la receta para llegar al Edén?

Así recibimos a España, en medio de escandalosas pleitesías. La genuflexión de una forma de jugar al fútbol que es más vieja que Villa, Puyol y Vicente del Bosque. Es la receta más sudamericana que existe pero que, durante mucho tiempo, despreciamos por arcaica. Por argenta (reflujos neoliberales futboleros).

El partido, como espectáculo, es majestuoso. Dos de las mejores selecciones del planeta. Pero la importancia es vital para Batista: la improvisación manda y, si saca un resultado decoroso, por ahí sigue en el cargo. Para eso, se diferencia de Maradona y convoca a Zanetti o Cambiasso, como síntoma de su plan de cara a Brasil 2014.

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