martes, 23 de noviembre de 2010

LA POLÍTICA: ROCKSTAR

Es el cierre de los festejos centrales por un nuevo aniversario de La Plata. La Plaza Moreno, el epicentro de esa ciudad modelo que craneó y ejecutó magistralmente Dardo Rocha, estalla: cientos de miles de tipos y tipas, grupetes de estudiantes y familias enteras, esperan el recital de Fito Páez. La Catedral, allá en el fondo, y el Palacio Municipal, acá más cerca del escenario, son magníficos guardianes de esas 8 hectáreas bien platenses.

Todo es a media luz alrededor del escenario y en las adyacencias de la plaza. Las luces de los puestos de chori y de hamburguesas o de panchos y las lucecitas intermitentes del merchandising (una plumas muy raras, multicolores, que resplandecen como un arco iris de bolsillo) alumbran un toque el camino.


Fito no defrauda a la multitud. Ofrece un show completo. Temas clásicos, algunos más nuevos, solos de piano y la verborragia del rosarino conforman una linda escena. Páez se retuerce; hiperquinético, va y viene por el escenario. Se para en el filo, se acerca al público e interactúa: pone el micrófono sobre la multitud y escucha, reconfortado, como cantan con fervor sus temas.

Espasmódico, el flaco con panza de buena vida (algunos se indignaron porque dicen que cobró 300 lucas por  el recital. ¿Y?) interpreta sus canciones aggiornandolas a este tiempo que lo encuentra cerca del ideario kirchnerista. O, al menos, esa es la sensación que me dejó en las últimas 2 presentaciones: en el Bicnetenario y ahora, acá en Plaza Moreno: es el 128º cumpleaños de La Plata. Uhhhhh! dice una señora muy gorda y muy petisa, de unos 40 años, cuando percibe la introducción de La Rueda Mágica. Uhhh!, otra vez, pero esta vez es el rumor de la multitud cuando comienza Circo Beat.

¿Cómo rompés la bolas Lilita eh? En el medio de no se que canción, Paez se despacha. Parece que fito no se muere más por Gena Rowladns sino por Fabiana Cantilo. El público asiente y ovaciona. Como ovaciona cada vez que Fito lo nombra a Charly García. Eso ocurrió varias veces. Se acerca el final y Paez construye su relato, el del cierre de la noche, más cerca del espíritu de este tiempo que del espíritu de la época en el que compuso Mariposa Tecknicolor: "Es hora de sacar del medio a los que ponen palos en el camino para que no sigamos creciendo". Es decir, un rockstar en sintonía con un gobierno nacional y popular; el relato social construido desde la política como herramienta para la trasnformación, para correr el límite de los posible. Es Rock. Es puro Kirchnerismo.

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